Lo de Luís Bárcenas empieza a ser ya legendario. Trae a medio país de cabeza y tiene al otro medio asombrado. Para media España es el mayor sinvergüenza del mundo y la otra media empieza a pensar que debería sustituir a De Guindos. Porque, al final, lo único que se sabe es que no hay quien le meta mano por mucho que periódicos, políticos y fiscales lo quieren achicharrar a diario. Pero hay más, el juez Ruz, que es la gran esperanza blanca de los jueces de la Audiencia Nacional, lo único que ha podido hacer es retenerle el pasaporte, presionado por la opinión publicada. Y no sé para qué, porque se podía haber ido hace meses y ahí sigue esperando un taxi y diciendo con ese acento andaluz culto que solo habla en sede judicial.
A Luís Bárcenas, un juez prevaricador, de cuyo nombre no me da la gana acordarme, le imputó en el caso Gürtel
Pero vayamos por partes, como decía Jack el Destripador. A Luís Bárcenas, un juez prevaricador, de cuyo nombre no me da la gana acordarme, le imputó en el caso Gürtel, en 2009. Y todo porque en el sumario correspondiente aparece de forma confusa en unas anotaciones el seudónimo de «Luis el Cabrón» y el prevaricador se lo adjudicó. Bárcenas negó ser dicha persona en sus declaraciones ante el juez del Tribunal Supremo Francisco Monterde (entonces era senador) y unos meses más tarde, el juez Antonio Pedreira dictó el sobreseimiento provisional de las actuaciones en 2011. Y la decisión fue creíble, entonces, porque el juez que lo imputó iba de Campeador por la vida, como más tarde se comprobó. Y Campeador sólo hubo uno.
Pero la causa fue reabierta por la Audiencia Nacional en marzo de 2012 y aquí seguimos porque hasta ahora la cosa está en fase de instrucción eterna. Pero lo increíble es que Bárcenas, en sede judicial, no sólo reconoce que tuvo 22 millones de euros en Suiza, sino que le dice al juez Ruz que llegó a tener 38 porque es un lince en los negocios. Y, de entrada, le enseña unos documentos que hacen que el juez le mande para casa. Y otra vez, en su andaluz culto: ‘taxi… por favor, ¿puede llevarme a mi casa?
Y, en medio, el PP atontado. Que si le vamos a demandar, que si vamos a esperar, que si la semana que viene o que ahora se va a enterar. Y todo porque hay por ahí unos papeles que El País, con ansia de vender periódicos, dice que son la contabilidad B que Bárcenas llevaba del dinero que luego repartía entre los dirigentes del PP. Contabilidad, por supuesto, que Bárcenas niega. Incluso, se ofrece a hacer una prueba caligráfica en una muestra de aplomo inusitada.
Y a todo esto, los contertulios del mundo mundial ensañándose con él hasta niveles ridículos. Lo de La Sexta ya parece una casa de lenocinio sin madame.
Va el tío y demanda al PP por despido improcedente. Acojonante
Pero ahora viene lo bueno, cuando todo el mundo anda detrás de él para crucificarlo, va el tío y demanda al PP por despido improcedente. Acojonante. El país bocabajo y él llamando a un taxi para ir a los Juzgados de lo Social porque dice que era asesor y no está de acuerdo con el despido. Agárreme esa mosca por el rabo. Y el PP, a verlas venir.
De verdad, yo de mayor quiero ser como Luís Bárcenas. Porque, para más inri, de lo único que se le va a acusar es de un delito fiscal. Después pagará, religiosamente, la multa y a otra cosa, mariposa. Joé, que tío más listo…
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La sonrisa de la avispa