miércoles, octubre 2, 2024
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El precio del voto

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Seiscientos euros. Una cifra redonda que es lo que le cuesta a un diputado del PSOE saltarse la disciplina de voto. Seiscientos euros es la multa que pagarán los diputados del PSC, incluida Carmen Chacón, por no haber votado en contra de la iniciativa parlamentaria de CiU y Esquerra encaminada a que en Cataluña se pueda celebrar una consulta sobre la independencia.

Esto de las multas para los disidentes no lo practica solo el PSOE, el resto de los grupos también tienen su catálogo de sanciones para quienes se saltan la disciplina partidista.

Los diputados deberían de poder decidir libremente el sentido de su voto

En mi opinión este sistema es infantil y si me apuran absurdo. Para empezar se supone que los diputados tienen que votar respondiendo a sus convicciones y conciencia. Es más, uno puede estar de acuerdo en un ochenta, noventa, noventa y cinco, incluso noventa y nueve por ciento, con todo lo que decide el «aparato» de su partido pero hay cuestiones en las que puede haber una diferencia, o incluso asuntos que afectan a la conciencia, y por tanto los diputados deberían de poder decidir libremente el sentido de su voto.

Poner una multa de seiscientos euros a los diputados del PSC es como jugar a los colegios, al director que para imponer disciplina castiga a los niños díscolos sin recreo, o al padre enfadado que castiga sin «paga» a los hijos. Se supone que sus señorías son personas adultas que saben lo que hacen y por qué, por tanto ponerles una multa por no votar lo que la dirección de su grupo manda es tanto como hacer un brindis al sol, una broma, un juego de niños.

Convendrán conmigo que los problemas internos de un grupo parlamentario no se resuelven a golpe de multa. Rubalcaba tiene hoy el mismo problema que ayer y es que el PSC ha decidido ir a lo suyo, y los suyos creen que es continuar apostando por una especie de soberanismo light. Está claro que los intereses del líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro y compañía, no son los mismos que los de Pérez Rubalcaba y sobre todo de los del PSOE. Acaso ha llegado el momento de que ambas formaciones se replanteen sus relaciones y decidan lo que es mejor para ambos. Lo que es evidente es que al PSOE no le beneficia que día sí y día también el PSC ponga en solfa la autoridad de Pérez Rubalcaba, les importe un pimiento los intereses socialistas en el resto de España y parezcan estar más cerca de los postulados nacionalistas que de los socialistas. Por dura que resulte la evidencia no se puede negar que el PSC está perjudicando al PSOE.

A veces un divorcio a tiempo salva una relación y evita que ninguna de las dos partes dé el espectáculo

Rubalcaba ante la indisciplina de voto ha aplicado el reglamento: multa de seiscientos euros y ha aceptado la «dimisión» de José Zaragoza como secretario general adjunto del Grupo Parlamentario Socialista. Esto último tiene sentido, pero lo de la multa, insisto, es un brindis al sol, un juego de niños.

Otra cosa es que sea comprensible que Rubalcaba quiera salvar los muebles e intentar no echar más leña al fuego encontrando puntos de acuerdo con el PSC para que ambos partidos continúen trabajando juntos. Eso mismo es lo que quiere Carmen Chacón. Pero como vengo diciendo, a veces un divorcio a tiempo salva una relación y sobre todo evita que ninguna de las dos partes dé el espectáculo. Lo que es evidente es que los problemas no se arreglan a seiscientos euros cada brote de disidencia.

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Julia Navarro

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