Da la impresión de que existen unos conspiradores, incrustados en el Ministerio de Interior y en la Dirección General de Tráfico para humillar a los agentes de la Guardia Civil. No hace mucho, un mando explicó a los agentes que había que poner un mínimo de 55 multas al mes, tontería contemporánea similar a que el ministro de Sanidad sugiriera que los cirujanos deberían hacer 55 intervenciones mensuales o los médicos generalistas 55 prospecciones prostáticas cada cuatro semanas.
Resulta denigrante que envilezcan a los agentes, que perviertan la misión que tienen encomendada
Pero es que la semana pasada, en Canarias, el General de la Agrupación de Tráfico, Antonio Dichas, soltó la poco dichosa afirmación de que «seremos mejores guardias civiles cuantas más multas pongamos», delante de la Directora General de Tráfico que no protestó, no sabemos si por educación y cortesía o porque está de acuerdo con semejante estupidez parecida a que el mejor catedrático sea el que más suspenda, y el mejor funcionario el que más solicitudes deniegue, y el mejor juez el que menos absoluciones sentencie.
La Guardia Civil tiene un gran respeto en nuestra sociedad. Y la Agrupación de Tráfico puso orden y disciplina en nuestras carreteras. Por eso, resulta denigrante que envilezcan a los agentes, que perviertan la misión que tienen encomendada, y que los conviertan en los sacamantecas de la carretera. Eso es algo que no se merece un cuerpo que ha dado la vida por la Patria, precisamente en controles de carretera, y que debe ser atajado por un ministro de Interior que respetamos, y que debe poner coto al mancillamiento de un Cuerpo ejemplar que va camino de convertirse en una pandilla de asaltadores de caminos con uniforme.
Y si el ministro de Interior no tiene sensibilidad ante un asunto tan grave, y no toma las medidas oportunas para evitar esta vergonzosa perversión, será responsable de humillar a la Guardia Civil, y de tomar como rehenes a todos los conductores de España.
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Luis del Val