Los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) ya están en Madrid inspeccionando la candidatura que la capital de España ha presentado para organizar los Juegos Olímpicos de 2020. Es la tercera vez seguida que lo hacen y espero que sea la vencida. Porque, a mí, me encantaría que Madrid fuese sede olímpica. Ya sé que hay mucho ‘enterado’ que piensa que España no está para festejos. Los mismos que aseguraban que habría rescate el año pasado o que ahora vamos después de Chipre. Cenizos en general, vaya. Aunque no creo que ellos y yo hablamos de lo mismo. Ellos hablan de presente en negativo. Y yo hablo de futuro en positivo. Mala cosa sería si, para el 2020, España no hubiera salido de la crisis. A mí me gusta creer en el milagro de los Juegos como el 76,5 % de los madrileños, el 85,7 % de los habitantes de la Comunidad de Madrid y el 77,8 % de los españoles.
No habrá eslóganes cutres y catetos como aquel ‘Catalonia is not Spain’. En Madrid, ‘All is Spain’
Y es que soy de los que pienso que las mejoras que unos Juegos Olímpicos traen a una ciudad y, por ende, a una nación son tan inmensos que no se pueden calcular. Ni siquiera ‘Titán’, el superordenador del Oak Ridge National Laboratory (ORNL) de Tenessee podría calcular los beneficios que una Olimpiada puede traerle a la Marca España. Entre otras cosas, porque, en estos Juegos, no habrá eslóganes cutres y catetos como aquel ‘Catalonia is not Spain’. En Madrid, ‘All is Spain’. Y todo repercutirá en la nación entera. Como debe ser.
En Londres se crearon 50.000 empleos y se produjeron movimientos económicos de 20.000 millones de euros. Y eso que nadie ha sido capaz de calcular lo que los Juegos ahorraron en publicidad a Inglaterra ni lo que esa publicidad está generando y generará en años posteriores. Hablamos, pues, de cifras mayores.
Pero hay más. Como ya hicimos en Barcelona 92, unos Juegos Olímpicos nos harían sacar, de nuevo, lo mejor de nosotros mismos. Y eso lo necesitamos ahora como respirar, que ya nos vale de rencillas, malas caras y zancadillas.
¿Qué se puede esperar de unos sindicatos del siglo XIX?
De lo que se trata ahora es de no perder la cabeza y hacerlo todo desde la austeridad y la rentabilidad de cada euro invertido. Por eso, me encanta que Madrid 2020 haya anunciado que no se llevará a cabo ningún gasto antes de que sea elegida como la organizadora, entre otras cosas porque ya tiene construidas 28 de las 35 instalaciones que necesitan los Juegos. La gran novedad, recientemente anunciada, es que el Parque del Retiro pasará a ser sede del vóley playa y que el Santiago Bernabéu acogerá la final del fútbol. De esta forma, únicamente será necesario construir cuatro nuevas sedes para gimnasia, tiro, remo y piragüismo aguas bravas. Y eso está ‘chupao’, para un castizo.
Curiosamente, uno de los aspectos más destacados que los Juegos dejarían en la ciudad de Madrid como legado, es la mejora del transporte público y de su accesibilidad. ¡Qué cosas! Ya se ve la visión de futuro que tienen los mezquinos sindicatos del Metro. Lo suyo es impresentable. Pero ¿qué se puede esperar de unos sindicatos del siglo XIX?
Ahora se trata de que sepamos vendernos. Y eso no está tan claro porque no creemos en nosotros mismos.
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La sonrisa de la avispa