La legislación de un país responde a su realidad social. Hay principios y valores esenciales, una parte dogmática que refleja el sentimiento nacional, y hay un cuerpo legal que se va desarrollando de acuerdo con la evolución que vive el país; una parte orgánica que es el producto del trabajo parlamentario y de la actividad de toda la sociedad a través de sus propias experiencias.
La casa del Rey, con artículo, quiere sumarse, dadas las circunstancias suponemos, a la ley de Transparencia en la que trabaja el Gobierno. Cuesta creer, sinceramente, que ya lo estuvieran haciendo de forma activa antes de los últimos escándalos tal y como ha anunciado la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría. En cualquier caso es una buena noticia ampliar el conocimiento público sobre una zona de sombra en la que ha vivido la familia real española desde la restauración democrática.
Lo importante es la transparencia, sin duda, pero tanto o más que ella, lo importante es la ejemplaridad
Lo importante es que la claridad no se ciña exclusivamente a números y datos que es preciso manejar para entender la natural correspondencia entre las instituciones y la ciudadanía, pero también es preciso incluir no sólo parámetros legales que se reflejen en la legislación a través d esa Ley, sino también actitudes y comportamientos que por supuesto trascienden a la letra, se cifran más en su espíritu y tienen que ver con la función asignada a quién ostenta la jefatura del estado.
Lo importante es la transparencia, sin duda, pero tanto o más que ella, lo importante es la ejemplaridad exigible a quienes tienen la responsabilidad atribuida por el hecho de pertenecer a una familia. Y la irresponsabilidad, por el hecho de ser quiénes son y tener la función que la Constitución les atribuye.
Transparencia y claridad, y ética., que esa, no se encuentra en ninguna de las partes de la Constitución, y está en todas.
Editorial Estrella