Si uno de los factores que determinan la evolución de la economía es el de la confianza, la situación de España se encuentra, una vez más, en grave riesgo. Las previsiones del FMI nos adjudican, ahora, un deterioro aún mayor de la situación, pronostica un resultado del año peor y avanza unos datos de desempleo catastróficos. ¿Coincide con las previsiones del Gobierno? No. ¿Y con las del propio FMI? Tampoco.
España, incapaz de agarrarse a ninguna oportunidad se hundirá en el abismo
Nos manejamos, además de entre los recortes impuestos por el ajuste fiscal, entre las previsiones de los organismos internacionales y las agencias de calificación. Conviene recordar que ninguna de ellas predijo la crisis y que el FMI se paseó alegremente por las circunstancias sin reaccionar con adecuada actitud.
Si las únicas recetas son las de continuar con el ajuste fiscal, y si, tal y como pide Bruselas una y otra vez, hay que subir, por ejemplo, el IVA reducido ensectores estratégicos como el del turismo, pues entonces las expectativas de crecimiento de la economía o del empleo se disipan definitivamente. España, incapaz de agarrarse a ninguna oportunidad se hundirá en el abismo.
Conviene, por último, recordar la incompetencia manifiesta de los gestores europeos frente a la crisis griega, la portuguesa o la más reciente en Chipre. Nos estamos sometiendo a los rigores de un control que se fundamenta en la alquimia de las previsiones que nadie razona, explica o ayuda a hacer entender.
Editorial Estrella