El FMI ha revisado otra vez sus previsiones para España. El organismo internacional dice ahora que la economía española caerá el 1,6 por ciento este año y crecerá un 0,7 por ciento en 2014. Las previsiones son eso previsiones y pueden cumplirse o no teniendo en cuenta muchas variables. De hecho, el ministerio de Economía ya ha dicho que el FMI puede que no haya valorado de igual modo que el Gobierno las medidas tomadas y las que se van a seguir aprobando y que tienen que ver con la actividad de las pequeñas y medianas empresas y la liberalización de algunas actividades.
Las previsiones son casi una foto fija realizada con lo que se conoce en ese momento
Sin embargo, es comprensible que los ciudadanos no entiendan nada. Igual nos dan este varapalo desde el FMI como desde el Eurogrupo, su presidente, asegura que España puede ser el motor económico de Europa. O que las grandes empresas españolas apunten a un aumento de 0,3 por ciento del PIB en el último trimestre del año. En todo caso, las previsiones son casi una foto fija realizada con lo que se conoce en ese momento. Pero, sin duda, pueden pasar muchas cosas positivas y negativas. Así que es difícil en este momento con tantos frentes abiertos y con muchas decisiones del Gobierno por tomar en los próximos meses aventurar si se van a cumplir o no las previsiones de unos y otros. Lo importante es que la tendencia a la mejoría se consolide y se vayan cerrando asuntos pendientes e importantes. Por ejemplo, la reducción del déficit, el recorte del gasto público no productivo, la apertura de algunas actividades, la llegada del crédito, el pago puntual de las facturas y por supuesto la rebaja prometida del IRPF. Tiene que aumentar la actividad y esto traducirse en creación de empleo. Esta es la verdadera estadística y la que llega a los ciudadanos. Desde luego penalizar el ahorro y la inversión con más impuestos como ha propuesto el PSOE es la forma más rápida de enterrar todos los esfuerzos realizados hasta ahora.
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Carmen Tomás