¿Han visto Odessa? Es una película de los años setenta, con John Voight. Es una historia curiosa, que entrelaza dos acontecimientos relacionados de forma fortuita para construir y culminar un relato perfectamente ordenado sobre la protección de los nazis en su propio país tras la guerra mundial. La muerte de un judío superviviente del Holocausto por suicidio despierta la curiosidad de un periodista: la trama no responde a la idea que parece, aunque lo que es, es. Deben verla.
Yolanda actúa de eje simbólico, de fuerza motriz de un reencuentro emocional, pero sobre todo político
Les recomiendo que se den una vuelta por la página de Yolanda González en Facebook, y apúntense. Y por la web. En ellas se refleja el tratamiento informativo de todo lo relacionado con el caso de su asesino. Se descubren muchas verdades, se comparten muchas emociones, se viven muchos sentimientos porque los comentarios a las informaciones surgen del enfado espontáneo, de la rabia que aflora de manera natural. Yolanda actúa de eje simbólico, de fuerza motriz de un reencuentro emocional, pero sobre todo político. No son páginas de recuerdos: lo son de denuncia, de recogida de información, de intercambio de propuestas. Es la vida de Yolanda actuando con la diligencia que sus compañeros dicen que tenía cuando era la persona que Hellín decidió matar.
Pues bien, vayan y verán que la muerte de Yolanda, el crimen brutal es de máxima actualidad: Hellín comparte foros de formación con delincuentes de mucho relumbre y colaboradores de la policía de mucha talla, por allí aparecen, cómo no, Urdangarín y el hacker de moda, algunas siglas que les sonaran familiares, y siempre, siguiendo el hilo, la connivencia de un estado enfermo con un criminal que prepara desde su experiencia de asesino a los que deben proteger la seguridad y la vida de los demás. Algo que es, si me permiten, asqueroso.
En la película, una novela de Frederic Forsyth, se ve el esfuerzo que hace el periodista por desentrañar Odessa, la tupida red de intereses que mantiene vivo el nazismo en las entrañas del sistema. No sólo lo muestra como una fuerza de resistencia a los cambios, sino como una realidad conspiradora que conserva un ideal destructivo.
Hellín ha contado con su propio Odessa – la red que protege a los nazis, allá donde estén-. No hay duda. La pregunta que debería hacerse todo el mundo es la de si Hellín y la Odessa que lo protege además de actuar asistencialmente con el asesino, son una realidad con fines políticos de mayor altura.
Hellín ha contado con su propio Odessa. No hay duda
Cuando lean la novela, o vean la película, fíjense en el estruendoso final. No se crean que el asunto del asesino de Yolanda es un caso de venganza, ni un tema de la familia – cuya ejemplar lucha se sintetiza en el emocionado recuerdo de su hermana pequeña, Amaia, y en una bellísima carta que le ha escrito, y que leyó en la concentración de Sol -, amigos o antiguos compañeros – cuya perseverancia en la lucha por los ideales de Yolanda se convierte en el mejor acto de homenaje -, no.
Yolanda González y su crimen son una realidad actual, una advertencia para el futuro, una verdad que nos afecta a todos. A todos, y aunque algunos vivan más cómodos pensando que estas cosas son cosas del pasado, el crimen y criminal paseando su impunidad y dando lecciones y formando agentes, es, sin duda, el exponente de un fracaso brutal de nuestra democracia y de su porvenir.
Rafa García-Rico – en Twitter @RafaGRico – Estrella Digital
Rafael García Rico