La bolsa española ha vivido esta semana ajena absolutamente a los datos que se iban conociendo sobre la marcha de la economía. Presente y futura. La subida semanal del IBEX se acercó al 5 por ciento y cerró la segunda mejor semana del año. El saldo anual no es especialmente brillante, pero los expertos aseguran que, al menos de momento, se aleja el riesgo de una fuerte caída del índice.
Hay sentimiento de frustración que veremos cómo consigue el Gobierno remontar
Habrá que esperar al lunes para comprobar cómo valoran los inversores el cuadro macroeconómico aprobado el viernes por el consejo de ministros y el catálogo de medidas, de reformas, que se irán poniendo en marcha de aquí al verano. Algunas de esas medidas afectan a los impuestos que pagan las grandes corporaciones y a las cuentas de los bancos. Además, se atrasa la prometida rebaja del IRPF y se suben algunos impuestos menores que afectarán a diversos colectivos. Poco contundente, sin embargo, está siendo el Gobierno por el lado del gasto, donde se puede ser mucho más agresivo. De nuevo se pone encima de la mesa la eliminación de duplicidades y de organismos y empresas públicas prescindibles, pero muy lentamente.
No me cabe duda de que el Gobierno ha sido, como dijo De Guindos en la presentación, cauto. Algunos prefieren llamarlo realismo. Y es que cuando toda Europa ha rebajado sus expectativas de crecimiento, España no podía seguir manteniendo la ficción de su anterior previsión excesivamente voluntarista. Y, lógicamente, hay sentimiento de frustración que veremos cómo consigue el Gobierno remontar. De momento, no sabemos muchas cosas de las aprobadas y hasta la segunda quincena de mayo el presidente Rajoy no irá al Congreso a dar la cara.
En todo caso, fue una semana muy buena para la prima de riesgo y para los intereses que pagamos por la deuda, algo que dará un balón de oxígeno a las cuentas públicas al igual que los dos años más que nos da Bruselas para cumplir con el objetivo del 3 por ciento del PIB. Creo que las cosas no están tan mal y que pueden mejorar más rápidamente si se terminan de hacer las reformas prometidas y que al igual que en 2008 nadie se creía la que se nos venía encima, ahora nadie se cree que podemos mejorar.
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Carmen Tomás