Los agentes sociales de la comunidad educativa convocan a una huelga general de la enseñanza el próximo día nueve de mayo. Una convocatoria que secundan padres, profesores y alumnos. Las asociaciones de padres, veteranas de la defensa de la escuela pública, las centrales sindicales y los colectivos de profesores que defienden el modelo público en una escuela de calidad y las asociaciones de estudiantes, singularmente el Sindicato de Estudiantes, que refleja la dinámica más activa de un movimiento estudiantil que crece y se alimenta en las luchas, como ya ocurriera hace muchos años, cuando los jóvenes estudiantes de enseñanzas medias impulsaron el movimiento contra las leyes educativas de la UCD, anticipándose en voluntad, organización y fuerza al movimiento universitario y dando ejemplo de capacidad de lucha y sacrificio a una sociedad que comenzaba a adormecerse en la transición.
Con la memoria de quienes dejaron su vida en otras movilizaciones estudiantiles, como José Luis Montañés, Emilio Martínez y Yolanda González, se tejen hoy los sueños de una generación de jóvenes
La existencia de un colectivo estudiantil organizado, con planteamientos reivindicativos pero con valores de transformación de la sociedad, anima a pensar en la fortaleza generacional que se está construyendo en las aulas, allí donde los reclamos del ‘ninismo’ y otras aberraciones propias de quienes nos gobiernan, se quedan sin prender por el empuje de jóvenes que son capaces de sobreponerse al discurso oficial y alzar la voz de denuncia contra un modelo de sociedad que se trata de imponer por la fórmula del decreto ley y la reforma del estado para desnaturalizar derechos y conquistas sociales, ninguna otorgada, todas fruto de la exigencia y el valor de quienes pelearon por ellas.
En la España del todos a una y el famoso y estéril arrimado de hombro, la respuesta pública de familias, profesionales y estudiantes contribuye a definir un modelo de respuesta social a la crisis que ponga por encima de los intereses concretos un programa de defensa de los derechos sociales, los servicios públicos, el bien colectivo que es la educación universal, pública y gratuita, tanto como la sanidad o el sistema de pensiones, y de esa forma se oponga al modelo de sociedad que fermenta en la Moncloa y contra el que se rebelan entre otros muchos, estos jóvenes estudiantes, comprometidos y combativos, que reflejan con su determinación, con el peso de sus ideas y con su potencial movilizador, la confianza en un cambio de rumbo que llegue a todos los rincones del estado y se imponga con fuerza frente a la pasividad, el inmovilismo y la fatalidad que pretenden hacernos creer que es tan inevitable como conveniente.
Con la memoria de quienes dejaron su vida en otras movilizaciones estudiantiles, como José Luis Montañés, Emilio Martínez y Yolanda González, se tejen hoy los sueños de una generación de jóvenes parados, estudiantes y jóvenes trabajadores que se ponen en pie. Adelante.
Rafael García Rico