Decía Baltasar Gracián que al hombre sabio le son más útiles sus enemigos que al necio sus amigos y de este sutil destilado parece haber tomado buena nota Mariano Rajoy tras la tormenta provocada por la sonada reaparición de José María Aznar. Muy en su estilo, Rajoy ha orillado el debate. Deja así que los mensajes de su inopinado contrincante sean carne de exégesis en boca de otros. De partidarios y detractores. Por paradójico que pueda parecer, a Mariano Rajoy le ha venido bien la brutal acometida del expresidente planteando una enmienda a la totalidad a la política del Gobierno. En un momento en el que desde la oposición arreciaban las críticas a la tarea del Ejecutivo porque pese a la reforma laboral y los cambios legislativos introducidos con idea de dinamizar el mercado de trabajo, la cifra del paro sigue creciendo y la economía se mantiene en recesión, un discurso como el planteado por Aznar, por contraste con la línea seguida por Rajoy, provoca todavía mayor rechazo. No de otra manera puede interpretarse que Durán Lleida (CiU) haya salido a defender a Rajoy que desde el PSOE (Rubalcaba) no hayan aprovechado para hacer leña.
La puesta en valor de la unidad convertida en lema y defendida por encima de todo beneficia a Mariano a Rajoy
Es sabido que en el seno del PP conviven todas las tendencias de la derecha y que hasta la fecha y en parte por obra del fuerte liderazgo de Aznar cuando era el jefe, el partido ha huido del juego de banderías que fraccionó y acabó con la UCD, partido del que provienen algunas de las familias integradas en el PP. En estas circunstancias, la puesta en valor de la unidad convertida en lema y defendida por encima de todo, a quien beneficia es a Mariano a Rajoy. En términos prácticos la cohesión del partido se traduce en que el control del aparato, de las listas electorales y, en última instancia, de las posibles encomiendas que pasan por el BOE, está en manos de la actual dirección del partido. Aznar es un referente político para los militantes del PP -lo cual no es poco-, pero, pese a los cantos de sirena de quienes desde algunos medios radicales le piden que dé la batalla y que regrese, no parece que vaya a ser así. Cuando menos en a medio plazo. Otro escenario podría nacer si en las próximas citas electorales -más la autonómicas que las europea y, sobre todo, las generales- el PP se diera un batacazo y pasara a la oposición. En ese caso, todo podría cambiar, pero es mucho lo que falta para llegar a ese río para poder hablar con propiedad de ese nuevo puente. Mientras tanto, tengo para mí que Rajoy culminará la legislatura y seguirá contando con el apoyo sin fisuras del Grupo Parlamentario Popular. El poder es un buen refugio para guarecerse de las tormentas a la espera de que pasen a ser un episodio más en el devenir de los días.
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Fermín Bocos