El líder del PSC, Pere Navarro, ha vuelto abrir la caja de los truenos al pedir la supresión de los conciertos vasco y navarro. A todos aquellos, de dentro y de fuera del socialismo, que hablan de la falsa insolidaridad catalana les pido que me acompañen en la propuesta de eliminar el privilegio que suponen los sistemas de concierto vasco y navarro, afirmó. Dicho así puede que no le falte razón y, de hecho, son muchos los españoles que no entienden unos derechos históricos que han configurado un modelo territorial partiendo de una asimetría que beneficia a unos ciudadanos frente a otros, dependiendo del lugar en el que vivan.
Se ha llegado a cuestionar si el pacto alcanzado entre las fuerzas políticas para reconocer los derechos históricos en la Constitución de 1978 fue un acierto o no
La existencia de estos privilegios fiscales ha suscitado en muchas ocasiones sentimientos de agravio en otras comunidades y se ha llegado a cuestionar si el pacto alcanzado entre las fuerzas políticas para reconocer los derechos históricos en la Constitución de 1978 fue un acierto o no. Si el asunto se plantea en términos de Justicia y equidad, lo suyo sería que todas las comunidades tuvieran idéntico régimen impositivo pero, tal como están las cosas, plantear ahora un cambio constitucional para la eliminación de los conciertos no sólo es algo inviable sino que abriría de nuevo una importante fractura territorial, incluso social, en un momento especialmente delicado.
Por otro lado, hay que subrayar la incoherencia de Pere Navarro en este asunto. Es muy complicado entender como si por un lado defiende el derecho decidir en Cataluña, diferenciándose así del resto de las comunidades, porque se opone a que el País Vasco y Navarra puedan tener un sistema fiscal diferente. Tal vez por eso lo más relevante de su propuesta no es el tema en sí, sino que una vez más pone en evidencia las profundas divisiones internas existentes en el seno del PSOE y su falta de modelo territorial que tanto desconcierto provoca en sus filas.
De entrada le faltó el tiempo a Rosa Díez para señalar que ella y su actual partido UPyD llevan años reivindicando la abolición de la que considera un privilegio y dar la bienvenida sus antiguos compañeros socialistas a la racionalidad. «Los conciertos vasco y navarro atentan contra la igualdad de los españoles, ya que estos territorios están subvencionados por el resto de España» dijo.
Como afirmaba mi querida amiga Victoria Prego en sus «Preguerías» estamos ante un concurso de ocurrencias y ¡claro! que es un abuso, pero un abuso constitucionalizado y el planteamiento del líder catalán y de todos los que en el PSOE le secundan es una lamentable pérdida de tiempo «primero, porque no existe, ni de lejos, en España el clima político que se necesita para pensar en reformar la Constitución. Segundo, porque la hipotética derogación de ese privilegio comportaría un enfrentamiento brutal en el país y tercero, porque un debate de esa naturaleza lo único que va a conseguir es abrir en el Partido Socialista una grieta aún mayor de lo que parece».
Esta claro que algún momento tendremos que abrir en España un proceso de revisión constituyente y este tema de los privilegios territoriales será uno de los que habrá que abordar, entre otras cosas porque no encajan en el proceso de armonización fiscal que ya se ha iniciado en Europa. Pero aún no estamos en ese tiempo y el líder de los socialistas catalanes debería tentarse la ropa antes de poner, otra vez a su partido y a Rubalcaba en el disparadero. De momento, el líder extremeño Guillermo Fernández Vara ya ha puesto el dedo en la llamada al afirmar que la única salida para el PSOE es romper con el PSC y presentar listas propias en Cataluña, algo que muchos socialistas no descartan, a la vista de la brecha cada vez mayor que les separa con sus correligionarios catalanes.
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Esther Esteban