La verdad es que empieza a resultar insoportable ver a las principales instituciones de nuestro país en entredicho por comportamientos, cuanto menos discutibles, de quienes las representan. Desde la Jefatura del Estado, pasando por la presidencia del Gobierno, los partidos políticos, y ahora el Tribunal Constitucional, se puede decir que casi no hay institución que no esté dando un espectáculo poco edificante.
Precisamente el escándalo que tiene como protagonista al presidente del Tribunal Constitucional es otro salto cualitativo en esa senda de deterioro de nuestras instituciones.
El anterior presidente del TC, Pascual Salas, es un magistrado afín al PSOE, pero nunca ha tenido carnet
El señor Pérez de Cobos es un ilustre catedrático que militaba en el PP como tantos otros catedráticos, médicos, bomberos, amas de casa, o quien quiera puede hacer. Los partidos políticos son elementos importantes de nuestra democracia, a través de los cuales los ciudadanos elegimos a quienes queremos que nos representen. Por tanto no hay nada que reprochar a quienes haciendo uso legítimo de su libertad militan en un partido, !faltaría más!.
El problema no es por tanto que el señor Pérez de Cobos militara en el PP, el problema es que lo continuó haciendo cuando fue elegido magistrado del Tribunal Constitucional y no solo eso, sino que obvió decírselo a sus señorías cuando compareció en sede parlamentaria para pasar por el trámite en el que los candidatos a ocupar un puesto institucional tienen obligación de comparecer en una de las dos Cámaras.
A estas alturas los ciudadanos no nos llevamos a engaños y sabemos que en la mayoría de las ocasiones los partidos eligen para las instituciones a personas que les son afines. En ocasiones, el político además de afinidad política tiene prestigio profesional, otras sencillamente es una persona de confianza del partido que le propone.
En el caso del señor Pérez de Cobos, propuesto por el PP, contaba con el respeto y el visto bueno del resto de los partidos que le consideraban una persona idónea para ocupar un puesto en el Constitucional.
Si ahora mismo hacemos un repaso de los miembros del Tribunal, no nos costaría más de un minuto decir por dónde respiran ideológicamente cada uno, por eso, insisto, el problema no es que el señor Pérez de Cobos sea un hombre del PP, el problema es que ha continuado siendo militante de ese partido una vez elegido.
Las formas son una parte de la democracia, y eso es en lo que ha fallado el señor Pérez de Cobos.
Es evidente que el anterior presidente del Constitucional, Pascual Salas, es un magistrado afín al PSOE, pero nunca ha tenido carnet. Dirán ustedes que es pura hipocresía, que al final el resultado es el mismo, pero insisto en que mantener las formas es esencial en democracia. Recuerden lo que le dijo Julios Cesar a su propia esposa: la mujer de Cesar no solo tiene que ser honesta sino parecerlo. Pues eso.
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Julia Navarro