La corrupción es un cáncer en la cosa pública. Tiene metástasis tan extendidas que como no la cortemos de raíz, acabará con el invento. Ya no es sólo que los partidos políticos de todos los colores ideológicos, se hayan financiado irregularmente, sino que ahora tenemos también la certeza de que la UGT en Andalucía utilizaba el llamado «bote» como una práctica habitual para desviar dinero público. La cosa era de tal magnitud que sindicato instaló un programa informático para ocultar la doble contabilidad y llama mucho la atención que sus propios documentos figura para la rúbrica «gestión de botes».
El asunto es que bajo ese epígrafe de «bote» cabía de todo. Se pagaban comilonas y desplazamientos, como se hizo con motivo del día de la mujer trabajadora donde la UGT invitó a 1.600 mujeres desplazadas desde todas las provincias andaluzas. Se pagaban maletas, eso sí con ruedas, y también lujosos estuches de bolígrafos para los asistentes a sus congresos y se compraba todo tipo de «chucherías» para tener contento al personal, con la única condición de, por aquello de guardar las apariencias, había que inflar facturas de proveedores-amigos algunos de los cuales, por cierto, han quebrado.
Cándido Méndez debe ser el primero en exigir responsabilidades y en aclarar la situación
La estafa es millonaria y el sistema en apariencia sencillo. Así, por aquello de tener la cosa un poco atada, cada proveedor que se prestaba a falsear facturas al dictado de los responsables sindicales, figuraba de forma independiente en el programa informático de contabilidad. De este modo, se controlaban mejor las facturas y el bote. Algunos de los correos electrónicos -en el que se pedía hacer el chanchullo casi al dictado- decía lo siguiente: «Buenos días, necesitaría por favor dos facturas, según te detallo, que sería saldo a nuestro favor». Lo de «saldo a nuestro» favor lógicamente es sinónimo de «bote» que se nutría de las cantidades infladas.
Son tantas y tan diversas las irregularidades cometidas, no sólo contables sino políticas, que la UGT tendrá que dar muchas explicaciones de lo que ocurrió ahí. Aquí no estamos ante un error aislado, ni ante casos puntuales que se han sacado de contexto, el Secretario General de la UGT Cándido Méndez se equivoca gravemente al hablar de errores. Hemos visto en los periódicos todo tipo de documentación correos electrónicos facturas y albaranes que confirman el modus operandi del famoso «bote» nutrido con cantidades con las que se habían inflando las facturas y que la formación terminaba endosando bien a la Junta de Andalucía o bien al Gobierno Central para justificar ayudas públicas. Si algo así lo hubiera hecho una empresa privada el sindicato socialista, estaría pidiendo responsabilidades al más alto nivel y sin duda a esa práctica le pondría el nombre de varios delitos sin más rodeos.
Cándido Méndez es un hombre sensato, con muchísima experiencia en el movimiento sindical que sabe perfectamente el alto precio que les tocó pagar tiempo atrás a su sindicato por otros escándalos como el de la PSV. Ya sé que son cosas muy diferentes pero la corrupción tiene múltiples disfraces y ninguno bueno. Este asunto que, desde luego, no va a parar de dar titulares a diario no se puede ventilar diciendo he se han podido «cometer errores» pero no «irregularidades» como él dijo, ni tampoco se puede presentar el tema como un simple descuido burocrático cuando estamos hablando de delitos. Si no quiere que toda su organización se vea manchada por este escándalo debe ser el primero en exigir responsabilidades y en aclarar la situación. ¿Que en la elaboración de las facturas de las famosas maletas se dijera expresamente que no figurara el concepto sino un genérico de «material Forman XXI» y que con ese dinero se hubiera debido sufragar la publicidad de planes formativos para parados es un descuido nada más?. Ni hablar. Un respeto para el uso que se le da al dinero público por favor y también para la inteligencia de los ciudadanos…
Esther Esteban