Dios los cría y ellos se juntan. Hasta ahora les habíamos visto liándolas de todo tipo. En individual, lanzando uno un penalti a la estratosfera que eliminaba a su equipo y hundiendo otra un formato que parecía consolidad, y en pareja, colgando una foto en twitter cenando sushi la misma noche en que Tokio ganaba a Madrid la carrera olímpica.
A él le han nombrado ya «hijo adoptivo» de las redes sociales (si hubiera «calles» en ellas tendría ya varías avenidas) por frases como «cuando éramos pequeños a algunos amigos les gustaba el baloncesto, a otros el basket», o el tweet confundiendo a los San Antonio Spurs con un equipo de San Francisco, en la visita de la selección española de fútbol a las series finales de la NBA entre los Miami Heat y los Spurs. Por supuesto, tampoco estuvo mal el que mandó el pasado mes de agosto a las chicas de la selección española de waterpolo felicitándolas por ganar el Campeonato del Mundo… tan «sólo» 24 días después de haberlo obtenido.
A ella la esperábamos como agua de mayo en «El Hormiguero», después de unos días intentando vender en los medios no sé qué programa de música que no parece comprarle nada. Piadoso como siempre con los más necesitados, Pablo Motos le dio en la noche del lunes la oportunidad para promocionar ese hipotético espacio, y la chica, terminó de hundirlo incluso antes de concebirlo.
Sosa como pocos de los invitados que han pasado por el programa, Pilar confirmó que por muy buen cuerpo que tenga, por mucho que sus ojos no tengan nada que envidiar a ningún otro y hasta por mucho que Vasile, según ella, la hubiera demostrado «cariño, respeto y admiración» tras echarla de Mediaset, debería como mínimo encontrarse una lámpara maravillosa para poder conseguir otro espacio en televisión. Eso o que, además de esas muestras de «admiración» del italiano, a éste le diagnosticaran enajenación mental al concedérselo.
La rockera amante de Metallica, o la nueva musa del «country español» (al parecer da clases desde hace meses), aseguró que le habían «decepcionado» sus excompañeros de «Sé lo que hicisteis», afirmó sin reparo que no sólo no se había ido por un millón de euros de La Sexta a Telecinco sino que lo había hecho ganando menos dinero, confesó que está en esta profesión por «feeling» y precisó que si «Operación Triunfo» no había tenido éxito con ella se había debido a un «vacío que no era normal», por culpa de «la guerra entre la productora y la cadena». Menos mal que Motos no le preguntó por el fraaso también de la serie «Piratas», porque lo mismo le había echado la culpa al mismísimo Jack Sparrow.
Tampoco tuvo desperdicio la aparición estelar de su pareja cantándole, guitarra en mano a lo Peret, una canción flamenca de las que dijo ella tiene que soportarle en casa. Sergio Ramos, con una camisa que cualquier protagonista de «Palabra de gitano» se pondría (el vestuario del programa de Cuatro da para dos y hasta para 10.000 comentarios más), se despidió de ella y del respetable señalando que su chica era un «diamante». Lástima que sea en bruto.
La mosca de ajuste