lunes, noviembre 25, 2024
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¿Gana o pierde la banca?

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En los bancos españoles, la realidad de sus balances indica que o pierden o ganan muy poco dinero con su negocio comercial. Las cifras que publican dan la impresión de otra cosa. Parece que ya vuelven a ganar dinero. ¿Por qué sucede algo tan contradictorio? Por el maquillaje, eso que algunos llaman ingeniería financiera. Los bancos están maquillando sus resultados en las últimas líneas. La clave está en que la banca española está repleta de morosidad, con tasas de hasta el 13%, cuyo cómputo se puede hacer de muchas maneras, mientras sigue especulando con ahorros futuros de impuestos para salvarse e incluso ya aplica beneficios fiscales, producto de absorciones de antiguas cajas. ¿Lo saben los hombres de Guindos? ¿Lo sabe Montoro? No sólo lo saben, sino que lo consienten. Igual que Linde.

El Gobierno se ilusiona a veces con un cambio de ciclo basado en datos buscados con lupa

La prueba más evidente de que las cosas no van como se dice que van es que no hay crédito en las sucursales. Es algo que saben las familias y las pymes por su propia experiencia pero que apenas se publica. Para la banca es más fácil ganar dinero comprando y vendiendo deuda pública, y peleándose por el crédito fiscal que reportaría, por ejemplo, la compra de Novagalicia Banco, en fase de privatización.

¿Quiere eso decir que todo sigue tan mal como cuando estalló la burbuja del ladrillo y las cajas y los bancos se convirtieron en inmobiliarias? No. Desde entonces se ha producido una gran concentración financiera y una recapitalización importante con dinero de Europa que devolverán los contribuyentes. De hecho, la banca tiene ahora los empleados y las oficinas que tenía en 1993, el año de la última gran crisis española, está cada vez más concentrada en Madrid y sus operaciones de crédito se dirigen mayoritariamente a empresas de Madrid y Cataluña, lo que empieza a ser una amenaza tan real como tal vez poco conocida en el resto de España. En resumen, hay menos oficinas, menos empleados, menos negocio, más centralismo financiero, más morosidad y -sin maquillaje- muchas pérdidas, entre otras razones porque el país debe mucho, produce poco y gasta mucho más de lo que ingresa. Nada es una casualidad.

El Gobierno de Mariano Rajoy se ilusiona a veces con un cambio de ciclo basado en datos buscados con lupa, pero se le ve menos apasionado con la relectura de Joseph Alois Schumpeter, el economista que postuló que los ciclos de la economía comienzan y terminan con innovaciones tecnológicas.

José Luis Gómez

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