Lleva años -más de treinta- en la Oposición y en el Gobierno, lo ha sido casi todo en la política gallega y española, pero los analistas políticos y sus propios compañeros de partido, salvo tal vez Ana Pastor, Romay o Feijóo, no acaban de entender a Mariano Rajoy, cuando en el fondo es bien sencillo de entender. Todos, dentro y fuera del PP, en medios afines y críticos, suelen cuestionar su manera de proceder, que de tan simple que es parece compleja. Tanto, que algunos dicen que es muy gallego, como si ser gallego fuese una ideología o una extraña manera de hacer política. A fin de cuentas, ser gallego es ser natural de Galicia y no otra cosa, por muchas tonterías que le atribuya la Real Academia Española a dicha palabra, refiriéndose al habla de la gente de algunos países americanos.
Por mucho que las encuestas castiguen a Rajoy y a su gobierno, también dicen que el PP sigue por delante del PSOE
Pues bien, el gallego Mariano Rajoy, salvo que hable de fútbol o de ciclismo, solemniza las obviedades y poco más. Con sentido común. El suyo, claro. Y lo demás le aburre, cuando no le cansa.
Ahora hay mucha gente, a izquierda y derecha, atacando a Mariano Rajoy porque no toma decisiones. Ni en el partido ni en el Gobierno. Ni en España ni en Europa. Ni en la corrupción ni en la economía. Ni con Cataluña ni con ETA. Puede ser que sea cierto todo lo que dicen los grandes analistas, pero eso a Mariano le da igual. O casi.
Supuestamente, la lista de asuntos convertidos en problemas es larga: Bárcenas, Wert, el paro, el ajuste, el pulso soberanista catalán, el ‘caso Parot’, la privatización de Novagalicia Banco, los líos internos del PP en Madrid y en varias comunidades… Parece que muchos piden más política. Se supone que con mayúsculas. Pero no es eso, no es eso, como diría Ortega y Gasset.
Sus detractores -también sus partidarios- se olvidan de una cosa mucho más importante: lo que cuenta para el presidente Rajoy es el vector resultante, y mientras ese vector lo mantenga al frente del PP y del Gobierno de España, al menos para él nada va mal. Por mucho que las encuestas castiguen personalmente a Rajoy y a su gobierno, también dicen que el PP, perdiendo incluso un tercio de sus votos, sigue por delante del PSOE.
De todo lo demás suele encargarse el tiempo. ¿O no?
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José Luis Gómez