Ahora es cuando realmente vamos a saber si en España se lee o no. El libro de Belén Esteban que sale este martes al mercado va a revelar muchas más cosas que su vida familiar. Si la gente lo compra ya nadie podrá rebatirle a Vasile que el telespectador que ve sus espacios de corazón no es tan ignorante como dicen. Que también leen libros. Bueno, mejor dicho, que al menos han leído un libro (es de esperar que estas memorias no se conviertan en una saga «crepuscular» o «potteriana»).
Y es que a este paso Telecinco va camino de convertirse en un vivero de escritores más grande que cualquier editorial patria. En una fábrica de talento en la que lo mismo salen agradables sorpresas, como ese «Reír al viento» con el que nos ha deleitado Sandra Barneda, como textos «engañabobos» como el «Sabor a hiel» de Ana Rosa Quintana que Planeta tuvo que retirar del mercado, y no sólo por lo malo que pudiera ser.
Curiosamente, Planeta no parece que haya aprendido la lección, o quizás sí y por ello ha decidido volver a apostar por una de las «reinas» de Telecinco no bajo su nombre y sí a través de una de sus «asociadas» como es Espasa. Les hubiera gustado quizás más haberla presentado directamente a su Premio, y por supuesto habérselo dado, pero ello hubiera arruinado la credibilidad del mismo, si es que realmente todavía tiene alguna este galardón de amiguetes.
Hace tres años llegó al mercado «Belén Esteban: una chica de San Blas, y nada más», de Julián Fernández Cruz, una «biografía no autorizada» de la de San Blas. Ahora, de la mano de la propia protagonista y su amigo Boris Izaguirre, que le ha prologado el texto, nos llega la auténtica, «Ambiciones y reflexiones»; la que no sé qué va a revelar si ella misma ya ha dicho que «ya he vendido todo lo que podía vender sobre mi vida privada».
Bueno, para sus «súbditos» siempre será interesante saber que ella no vota a Rajoy, «pero ni a Zapatero ni a ninguno de estos», que Bárcenas no tiene nada que enseñarla a ella o que «en España es muy fácil drogarse». Llegados a este punto, tan interesantes para la juventud actual, ella hace lo que mejor sabe, que no es escribir precisamente sino criticar a todo bicho viviente: «Los que me atacan se ponían más que yo. No hablo, podría coger a cuatro o cinco y darles un bote de orina».
Vamos, que además de los que la han encumbrado como «princesa del pueblo» también van a comprar un ejemplar cuando menos todos los implicados en el mundo del corazón, para ver si hay o no alguna referencia a ellos en el texto. Y por supuesto los expertos en plagios, para comprobar si, como presume, lo ha escrito o no realmente ella. Seguro que, como poco, se convierte en el libro más vendido en estas próximas fiestas navideñas. Que tiemblen Isabel Allende y, por supuesto, Lucía Etxebarría.
La mosca