Aunque parezca mentira, Ramoncín, como Teruel, existe. Ni se ha embarcado en un viaje espacial, ni tan siquiera ha abandonado España como pretenden otros eruditos como Lucía Etxebarría. Él está ahí, sin molestar con ningún concierto, y de vez en cuando reaparece en alguna pequeña TV, como ha sido ahora con el Canal Catalá TV, para dar algún titular con el que salir del anonimato en que se encuentra.
José Ramón Julio Márquez Martínez, que en los 70 se dio a conocer con títulos tan «emblemáticos» como Marica de terciopelo o El rey del pollo frito, apodo por el que terminó conociéndosele, se ha atrevido a comparar a Rajoy con Pinocho. Según él, el presidente del Gobierno «es un mentiroso, no porque lo sea en sí mismo, sino porque se ha visto obligado a mentir por las circunstancias», por lo que sentenció que «creo que los españoles no se merecen un presidente como él».
Puestos a dudar, seguro que muchos de éstos también afirmarían que España en general tampoco se mereció un cantante como él, un profesional que decidió suspender un concierto en Villarobledo (Albacete), porque sus fans le habían arrojado objetos cuando salió al escenario (¿se imaginan que Figo hubiera cogido las de Villadiego cuando vio la cabeza de cochinillo en el corner del Nou Camp?).
Un divo que el pasado 29 de junio se subió al escenario instalado en ese mismo estadio azulgrana en el «Concierto por la libertad», a favor del derecho a decidir de los catalanes, y que logró lo más difícil todavía, que los españolistas le criticaran por haber aceptado la invitación y que los nacionalistas le silbaran, por hablar en castellano en su presentación.
El «artista», que en 2011 lanzó su último disco hasta la fecha con canciones nuevas, quiso dejar claro que no puede seguir deleitando a su público porque «la industria musical no existe ya en este país», debido a que «lo que hace es coger unos modelos que siempre han funcionado que si los pones en las radiofórmulas y se dejan manejar siempre hay fans».
Pese a todo, a sus 58 años (los acaba de cumplir precisamente este lunes) si de algo parece arrepentido es de haber participado en Operación Triunfo. Así puede entenderse tras afirmar que «en mi currículum no pondría jurado de 'OT'. Soy cantante, escritor, tertuliano de televisión…». Y lo que vuecencia quiera.
Y eso que precisó que él fue cuando el espacio ya estaba en una televisión privada, «donde los dineros no eran públicos y donde no se jugaba como se jugó en la primera edición de la televisión pública, que no permitía que otros músicos fuésemos». Para el, TVE fue la culpable de que hubiera «mucho juguete roto». ¿Se referiría a Carlos Lozano? A lo mejor es que tenía envidia de Rosa y, sobre todo, de no haber podido ir a Eurovisión. Claro que si al Festival ya ha ido el Chikilicuatre, por qué no puede ir él. Total, un ridículo más…
La mosca