Se ha desatado de nuevo la persecución contra el colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT). No sólo en Rusia. La ultima mala noticia proviene de Uganda donde se ha aprobado una legislación omni-represora con fuertes penas de cárcel, incluso la cadena perpetua. Sigue en esto a otros países de África donde la homosexualidad se considera una “plaga occidental” (sic). Esta persecución no puede quedar sin respuesta por parte de la comunidad internacional. Los Estados Unidos ya han advertido de consecuencias en las relaciones entre sus países si Uganda sigue adelante en la aplicación de la ley. Uganda ha llegado a alegar informes científicos para justificar la aprobación de la legislación punitiva homófoba.
La persecución de los homosexuales por motivos discriminatorios puede ser un crimen contra la humanidad según el Derecho internacional
La persecución de un colectivo como es el de los homosexuales por motivos discriminatorios puede ser un crimen contra la humanidad según el Derecho internacional. En el estatuto de la Corte Penal Internacional está prevista la competencia de la Corte para los casos de persecución generalizada o sistemática de colectivos por razones políticas, religiosas, de género u otros motivos contrarios al derecho internacional. Pero la competencia de la Corte se limita, en la persecución por razones de género, al masculino o femenino. Esto no significa que esta persecución de los homosexuales no sea un crimen contra la humanidad, sólo que, posiblemente, no son de competencia de la Corte penal de La Haya. Es una laguna jurídica que puede solventarse a través de los criterios de justicia universal que pueden adoptar los Estados individualmente en su legislación según el derecho internacional. No siempre que la Corte Penal Internacional no sea competente debe quedar un crimen en situación de impunidad. Ahora bien, para eso es necesario que haya una cierta valentía por parte de ciertos Estados en la defensa de los derechos del colectivo de LGBT.
La extensión e interpretación actuales del derecho internacional de los derechos humanos indican que una persecución estructural de la homosexualidad por parte de un Estado es inadmisible y merece una respuesta contundente. Esperemos que las personas así perseguidas en sus países puedan recibir asilo en los países civilizados y que se adopten medidas colectivas para evitar que estas legislaciones discriminatorias se reproduzcan en otros Estados.
El Congreso de los Diputados, a propuesta de Esquerra Republicana de Catalunya, ha aprobado por unanimidad una resolución para la defensa del colectivo LGBT, instando al Gobierno a promover la derogación de las leyes que persiguen a estas personas en todos los foros internacionales. Esta resolución se ha aprobado con muy buen criterio, desgraciadamente pero, el mismo día que el PP ha derogado los resquicios de jurisdicción universal que quedaban en la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Julio Vives