domingo, noviembre 24, 2024
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Inicio de Pasión – Viernes de Dolores

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La claridad del alba se aparece amarillenta a los ojos de la paciente del 507. Es una luz filtrada con la nebulosa del último sueño y bañada desde las ventanas sucias de la planta quinta. No ha dormido mucho. En los hospitales, el tiempo baila a diferente altura del mundo exterior a ritmo de bips, paseos de enfermeras que entran y salen…

María Dolores ha sido operada esa mañana de una vértebra. Tras cinco días de dolor insufrible, apenas aliviado por inyecciones diarias, el dolor insistía en desmentir que su origen era «simplemente muscular» como la sonriente médico de cabecera diagnóstico al mirar la placa fijamente en el ordenador durante un minuto. Pero no, resultó que la vértebra estaba rota, vaya. Parece que las radiografías son cuadros en los que cada uno ve… lo que sabe o puede ver. Y si la chica no sabe de rupturas, es que ni las ve y supone, claro, que no las hay. Pero las hubo. Tuvo que aparecer un maestro retirado, antiguo hombre de verde, cirujano con mayúsculas para interpretar el lienzo e inmediatamente mandar operar.

Pero no está María Dolores para pensar eso a estas horas del día. Está convaleciente pero contenta, incluso sonriendo. Con esa felicidad que tienen las madres, tan incomprensible para los tíos. Por ejemplo, para el sujeto que tiene en frente. Un zagal de metro noventa que duerme en postura incomprensible en una horrible silla negra. Se ha quedado a cuidarla y su feliz respiración en clave REM se impone hasta las notas del bip de aviso.

Loli – como la gusta que la llamen – sonríe: hoy es su Santo – pasa mucho de cumpleaños por coquetería- y su hijo está a su vera. Ya está. Es suficiente para que el dolor acumulado y en el que tanta responsabilidad tiene el sujeto al que observa se diluya en sentido.

Una enfermera interrumpe sus pensamientos para dar los buenos días y el chico se incorpora rápido disimulando su sueño. Ya es oficialmente de día. La jornada se llama Viernes de Dolores y es inicio de Semana mayúscula. De Pasión. Días que van a resumir una Historia maravillosa en la que una madre, como ella, tiene que vivir dando sentido al dolor y satisfacción que originan los proyectos personales del hijo. Es decir, la historia de todas las madres. Se nos cuenta desde el otro lado, claro, desde el punto de vista del héroe, ya que nosotros escribimos la historia, pero el sustento es siempre Ella.

-Felicidades, mamá. ¿Has dormido bien?

-Muy bien, hijo, muy bien.

J.M. Novoa

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