lunes, noviembre 25, 2024
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¿Qué podemos esperar de la nueva Ministra de Medio Ambiente?

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Que el Medio Ambiente no parece importar demasiado a nuestro Gobierno ha quedado ya muy patente con demasiadas cosas. Entre ellas lo sucedido con la Ley de Costas o la de Evaluación de Impacto Ambiental. También con su posición poco avanzada sobre ciertas cuestiones agrícolas que atañen al medio ambiente (ya que la agricultura industrial actual es, curiosamente, una de las actividades que pueden agredir de manera más severa a la Naturaleza y no se ha hecho gran cosa para corregirlo).

Que se nombre Ministra a una persona que ha tenido altas responsabilidades no en una empresa cualquiera, sino en Fertiberia, una de las empresas más emblemáticas en  la sempiterna polémica por la comisión de desaguisados ambientales en España puede parecer, a las almas sensibles hacia estos temas, como una rúbrica demasiado evidente, un espaldarazo, a una política irrespetuosa con el medio ambiente que ni siquiera se quiere disimular.

Lo de Fertiberia, con esas balsas con aguas poco recomendables y sus fosfoyesos radiactivos, esas balsas inmensas de un tamaño comparable a la propia ciudad de Huelva, junto a la que están, no es un caso cualquiera.

Parece poco estético que una persona que viene de una de las empresas que más revuelo han creado, se haga cargo de un Ministerio

No es un caso de tantos, ni está en una zona cualquiera, sino en una zona que ha sufrido mucho por la contaminación. Una zona, Huelva, con unos excesos de mortalidad por cáncer registrados por entidades como el CSIC.

Parece, en principio, poco estético, cuando menos, que una persona que viene de una de las empresas que más revuelo han creado en esa zona y cuyas andanzas han llegado a instancias comunitarias,  se haga cargo de un Ministerio que, precisamente, debería evitar ésas cosas.

Más en concreto, ¿decidirá nuestra Ministra sobre asuntos que pudieran tener que ver con el asunto de Fertiberia? Si es así, veremos el escándalo que podrá formarse. Porque, al margen de si se incurre o no en incompatibilidades, podría parecerse  demasiado a una de ésas vergonzosas cuestiones de «puertas giratorias» mediante las cuales, personajes clave de las industrias entran en la Administración, favorecen a esas industrias y luego, quien sabe, a lo mejor vuelven a ellas al cabo de un tiempo.

En  su día se denunció que la polémica reforma de la Ley de Costas que llevó adelante el departamento del Ministro Cañete (con Isabel García Tejerina ya dentro del Ministerio) podía favorecer y mucho los intereses de Fertiberia -la empresa del ínclito Villar Mir- en el asunto de las balsas. Veremos  si a eso no se suman más cosas.

Además, Fertiberia, con independencia de la contaminación de la ría del Tinto, es parte esencial de un modelo de agricultura basado en la utilización de la química a gran escala. La agroquímica. Un modelo de agricultura que ha generado graves problemas ambientales, como evidencia la contaminación de las aguas subterráneas por nitratos que el abuso de ése tipo de fertilizantes ha producido en algunas zonas del país.  

Siendo que  la señora García Tejerina no ha tenido un papel cualquiera, sino del máximo nivel en la estrategia del grandioso negocio de los  fertilizantes artificiales de Fertiberia, que copa un importante porcentaje de ése negocio en España, ¿qué tipo de agricultura impulsará como Ministra del sector?

¿Sus acciones promoverán o reducirán el uso de fertilizantes sintéticos? ¿Harán crecer o menguar el negocio de la empresa en la que estuvo trabajando? ¿Seguirá promoviéndose la misma agricultura químico-industrial que ha beneficiado hasta ahora tanto a algunas empresas y tan poco al Medio Ambiente?.

El otro eje de ese modelo de agricultura, basada en la dependencia de la química, son los pesticidas. La ya Ministra se ha significado por defender también el uso de los pesticidas y poner las cosas fáciles a las multinacionales que los comercializan en España, eliminando trabas para ellas.

La ya Ministra se ha significado por defender el uso de los pesticidas y poner las cosas fáciles a las multinacionales que los comercializan en España

Y resulta que son algunas grandes empresas fabricantes de pesticidas las que están detrás del negocio de los transgénicos que,  a pesar de ser la mayoría de los españoles contrarios a ellos, tanto ha apoyado también la actual Ministra, antes de serlo. España es hoy el único país europeo que tiene cultivos transgénicos a gran escala. Y se teme que puedan darse más pasos en ése sentido.

Habrá que ver también de qué modo se aplica en España la PAC, una de las misiones que tiene esta mujer. So pretexto de una supuesta mayor «productividad» parece probable, aunque uno siempre podría equivocarse, que García Tejerina siga obstinada en un modelo agrario insostenible ambientalmente que prime la cantidad en detrimento de una verdadera y mayor calidad.

Una calidad que, en muchos casos, puede tener que ver no solo con no deteriorar el medio ambiente, sino también con procurar una mayor y real seguridad alimentaria.

Los españoles, tal y como muestran los resultados del Eurobarómetro, están muy preocupados por el proceso de desnaturalización de los alimentos al que ha llevado el actual modelo de producción industrializado y desconfían de algunas de sus consecuencias como, entre otras cosas, de la presencia de residuos de pesticidas en los alimentos, por no citar más cosas. Es una obviedad decir que buena parte de la población querría que la producción alimentaria fuese lo más natural y de calidad posible y que quieren que se vigile mucho la seguridad alimentaria.

Sin embargo, estando García Tejerina en el Ministerio, se tramaron también cosas muy preocupantes, como una posible ley mordaza denunciada por asociaciones de consumidores que so pretexto de «mejorar» el tema de la cadena alimentaria introducía algunas medidas que bien pudieran realmente silenciar o dificultar, entre otras cosas, las denuncias de las asociaciones de consumidores sobre procesos de contaminación de la comida, tal y como publicamos en su día en Estrella Digital.

Otras muchas cosas podrían decirse, como las que han apuntado al conocerse su nombramiento las ONGs ambientales como WWF, Greenpeace o Ecologistas en Acción que recordaban cosas como la defensa de ciertos intereses económicos frente a las cuestiones ambientales en las negociaciones de la PAC, la inquietud sobre el modo en el que vaya a reformarse la Ley de montes (reduciendo la visión esencialmente ecológica de los bosques), etc.

Siempre hay que dar un margen a los nuevos ministros. Pero la verdad es que pocas veces se ha visto con tanta inquietud una designación ministerial en este ramo. Al menos por parte de quienes creen que el Medio Ambiente es algo importante y prioritario.

Carlos de Prada

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