Para malvados, como en la película de Coronado, sí. Para jovencitos, no. Sólo para «maduritos». La isla de 'Supervivientes' se ha convertido en campo de minas para los «imberbes» que ríete tú de las del asedio al Alcázar de Toledo. Tony, al que quizás iban a echar este lunes por insípido y por dar menos juego que su novia Oriana, que ya es decir, se ha convertido en la última baja por lesión.
A este paso no va a estar pagado acudir a este concurso. Ni para los participantes, que se verán ya postrados en la cama de un hospital en un futuro no muy lejano, ni para la productora, que va a tener que pagar una millonada por asegurar a todo bicho viviente relacionado con el reality.
Lo gracioso es que no se lesionan los jodíos tirándose del helicóptero, algo que sería comprensible viendo la altura desde la que saltan y la forma de entrar en el mar, por la que ningún juez de trampolín o palanca daría una nota superior a dos. Ni tan siquiera por infecciones de tanto tiempo sin ducharse como Dios manda, ni por una insolación, ni por no comer como es debido, ni tan siquiera por tener que escuchar los chillidos estridentes de Chiqui (más de uno en España podría haber conseguido una baja médica por estrés o ataque de ansiedad por tener que oírla durante tantos días seguidos).
Tony Spina es el cuarto que causa baja. Una rotura fibrilar, que se hizo tras participar en una de las pruebas de recompensa, le mandan para casa antes de tiempo. Al parecer el chico ya había tenido la misma lesión jugando al fútbol, y en su día estuvo más de un mes de baja. Ahora, se nos vende que «las extremas condiciones en la isla y los esfuerzos en las pruebas físicas han hecho aflorar de nuevo esa lesión». Y se quedan tan anchos.
Para el hijo de la pareja de «gángsteres» que se pasean por los platós de Telecinco, ahora comienza lo bueno. Unas muletas le bastarán para sentarse en el plató de 'Supervivientes', o en el de cualquier otro programa de la cadena, para avivar el fuego que ha prendido su novia Oriana, la «superviviente nata» por naturaleza. No, con la presunta cornamenta no andaría igual.
Es decir, una lesión en la espalda, la de Antonio Tejado; unas arritmias, las de Alberto Santana; un pinzamiento lumbar, el de Diego Matamoros; y ahora la rotura fibrilar de Tony han provocado ya cuatro bajas en el concurso. Cuatro jóvenes y fornidos mozos. Mientras, ahí está el «play-boy» Mohedano, como si tal cosa. Como, por ejemplo, estaba Bibiana Fernández, por muy aburrida que estuviera. Como estuvo Rosa Benito, que tampoco es una «teenager», cuando ganó el concurso.
El próximo casting del programa no lo tendrían que hacer buscando musculitos ni tetámenes generosos, sean o no operados. Deberían ir a cualquier residencia del Inserso y reclutar allí al personal. Al menos se garantizarían que los que comenzasen terminarían. Defunciones al margen.
La mosca