En la última encuesta del CIS, al margen de las subidas y bajadas de los partidos, hay un dato relevante que puede pasar desapercibido y que, creo, refleja muy bien la realidad de la calle. Según el CIS a más de la mitad de los españoles (56%) les interesa «poco o nada» la información relacionada con la Unión Europea y, aun más grave pero más lógico: el 60% de los encuestados reconoce estar «poco o nada» informado sobre lo que ocurre en el Parlamento Europeo.
Y reconozco humildemente que yo estaría en ese grupo y no por falta de ganas sino por algo que podríamos denominar, pedantemente, «imperativo práctico». A estas alturas y por mucho esfuerzo y buena voluntad que le echo, aún no entiendo para qué sirve ese mastodonte que a todas luces resulta -hoy por hoy- absolutamente prescindible. Si realmente los españoles supiéramos lo que nos cuesta a todos mantener ese paquidermo, ese 60% de los que reconocen saber poco o nada del Parlamento Europeo, disminuiría sensiblemente pero se dispararían el número de los absolutamente escépticos e indignados. 'Estrella Digital' ofrecía una muy atinada lista de lo que no se puede calificar más que de disparate: El Parlamento Europeo gasta cerca de 1.800 millones de euros cada año. Su presupuesto creció un 2% en 2012; el precio que se paga por cada diputado supera el medio millón de euros; lo componen 766 diputados y tiene 6.000 empleados y tres sedes distintas. ¡Toma recorte y austeridad! qué diría un castizo. De verdad: ¿a quién le importa el Parlamento Europeo, sus listas y sus escaños?
La construcción de Europa había que hacerla desde la igualdad de todos para culminar en una moneda única
Pero siguiendo con la encuesta del CIS, después de tan desoladores porcientos, los españoles, que no somos tontos, reconocemos nada menos que 80 de cada 100 que las decisiones que se toman en Bruselas nos afectan «mucho o bastante». Y tanto que nos afectan; y ese es precisamente el doble problema: por una parte el paripé de lo que representa el Parlamento Europeo frente a la realidad de los que mandan en Bruselas y la realidad misma de Bruselas en donde mandan los que mandan.
Los que en su día éramos más bien escépticos con aquella Unión Europea en formación (nada que ver con los que ahora se denominan euro-escépticos de extrema derecha), lo éramos porque entendíamos que la construcción de Europa había que hacerla desde la igualdad de todos para culminar en una moneda única; fue justo al revés y aquellos barros trajeron estos recortes. Pero no es tiempo de contar batallas. Habrá elecciones a un Parlamento que nos es ajeno y cada uno votará -el que vote- en clave nacional. Hay que llenar 766 escaños y cualquier cosa vale para justificar los 1.800 millones de euros que nos cuesta.
Andrés Aberasturi