Aquí, el que no corre vuela, y a los pocos minutos de que el juez Ruz pidiera un suplicatorio a Suiza para identificar el nombre del político, o supuesto político, que tenía seis cuentas en un banco, empezaban a circular a velocidad de vértigo los mensajitos que podían nombre al interfecto, evidentemente del PP. Sin ninguna prueba, sin ningún dato, excepto que se da por hecho que si hay un político con dinero suficiente como para abrir cuentas en Suiza, necesariamente debe ser del PP. Sin embargo, hay políticos de ese partido que viven de alquiler porque no han contado nunca con ingresos suficientes como para meterse en hipotecas, y políticos de izquierdas que supuestamente viven de un salario público y sin embargo acumulan cinco o seis viviendas sin que se sepa muy bien con qué varita mágica administraba sus dineros. Difícil de creer que sea tan fácil hacerse con un patrimonio de esa categoría sin más ingresos que los oficiales.
Es también difícil de creer que Fernández Vara haya medido bien sus fuerzas antes de anunciar la moción de censura a Monago. Vara es valor en alza en el PSOE, y sin embargo ese paso le ha dejado herido. No de muerte, pero herido. A pesar de que Monago dice lo contrario, en Ferraz aseguran que la idea fue del ex presidente extremeño, que en ningún caso fue inducida por Rubalcaba, aunque el secretario general la apoyó cuando Vara le contó que le rondaba la idea. El resultado estaba cantado: Izquierda Unida se abstuvo como siempre, y Monago salió reforzado. Como se dice vulgarmente, Vara ha hecho un pan con unas tortas.
Para historia difícil de creer y sin embargo real como la vida misma, tremenda historia además, la que ha girado en torno al asesinato de Isabel Carrasco. Policía y jueces dirán la última palabra, pero hay un aspecto de ese drama, de esa tragedia, que chirría: el tratamiento que algunos han dado al crimen de León.
Determinados medios han abundado en sacar a la luz los aspectos oscuros de la víctima, su carácter duro e intransigente
Se ha abierto una polémica sobre twitter que probablemente no llegue a ningún lado, lo que hay que hacer ante las amenazas es aplicar la ley y, ante los comentarios miserables, exigir responsabilidades políticas o sociales. Pero se ha aceptado con toda naturalidad, y sin embargo es deplorable, que determinados medios han abundado en sacar a la luz los aspectos oscuros de la víctima, su carácter duro e intransigente, que acumulaba cargos, que se ha encontrado con alguna denuncia –sin que los tribunales hayan fallado en su contra, por cierto- y que no se llevaba bien con un montón de gente, incluidos altos cargos de su partido. ¿Y qué? ¿Es que el carácter geniudo justifica un crimen horrendo? ¿Es que solo son aceptables social y políticamente mente las mujeres divertidas, sensatas, dulces y encantadoras? ¿Cómo es eso de que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra? A ver quién es el guapo o la guapa que puede someterse sin problema a la prueba del algodón.
La campaña llega a su ecuador y parece que se mueve algo, que la participación podría ser algo mejor de lo que indican los sondeos. Como en toda campaña, se producen datos curiosos. Por ejemplo, que en el PP uno de los personajes que más solicitan las direcciones regionales para los mítines y actos de campaña es Cristóbal Montoro, aparte de los “grandes”. Insólito, porque es el ministro que nos cruje a impuestos aunque ha hecho un poco de electoralismo estos días reiterando que antes de verano anunciará bajada. En el PSOE el personaje más solicitado, además de los de primera línea, es Susana Díaz. Y, como se rumorea que está bien colocado en las primarias, Eduardo Madina. Pero desde que Chacón anunció que participaría en el último tramo de campaña, la ex ministra se encuentra también entre las más solicitadas.
Ya queda menos para saber cuál es el tirón de cada uno y si con su esfuerzo logran que ganen sus respectivos partidos.
Pilar Cernuda