lunes, noviembre 25, 2024
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La España Cañete

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No hay dos Españas, hay más: una muy poco cañete, otra algo cañete, otra bastante cañete y otra muy cañete. Ésta última, no hace falta decirlo, es la de Cañete, Miguel Arias Cañete, el hombre que aspira a un puesto de archipámpano en Europa. ¿Querrá Europa correr el riesgo de convertirse en una Europa cañete? Dejemos a los banqueros, a los mercados, a los «lobbys», a los comisionistas y a los especuladores, que son los que mandan en Europa, que se respondan lo que quieran.

Pero sí, hay una España cañete, y eso es lo que, de momento, debería preocupar. Lo de cañete puede venir de caña, de la mucha caña que le da a la inteligencia y al decoro la «superioridad intelectual» de sus varones en campaña, o de cañí. De la España cañí a la España cañete no hay más que un paso, y hacia atrás. Europa lo sabe. De la embajada de Londres vino Fraga, que era extraordinariamente cañete el hombre, con un bombín y un paraguas como grandes argumentos para que le dejaran pilotar la Transición. Y de Londres, del consulado, regresó Blesa el otro día de un bureo vacacional a cuenta, como siempre, del dinero de los españoles. Ayer, el de las Preferentes de Caja Madrid; hoy, de lo que nos cuesta, unos cuantos millones al año, el mantenimiento de esa sede diplomática que con tanta munificencia le acoge. Europa, la Europa que no es cañete ni querría serlo jamás, la democrática, la garantista, la decente, flipa.

De la España cañí a la España cañete no hay más que un paso, y hacia atrás

La España muy poco cañete, que también la hay, flipa más, pero con lo que menos, con las opiniones reaccionarias sobre la mujer de un señor reaccionario. Es lo suyo. No tanto, ciertamente, que esa majadería se haya constituido en el eje, la suma y la cifra de la campaña electoral. El problema no es Cañete, sino la España cañete, la que despoja de sus hogares a centenares de miles de familias en apuros, la que excarcela a los narcotraficantes que tanto costó capturar, la que se ensaña con los pobres y los débiles, la que se apropia de los ahorros de los trabajadores, la que hace inasequible la Justicia, la que permite o fomenta que muchos niños pasen hambre y que a muchos enfermos no les llegue para pagarse las medicinas. Tal es la España cañete. Tan despreciativa de la mujer, y del hombre.

Rafael Torres

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