Es lo que pasa cuando se destapa la lámpara del «genio» que una vez suelto ya es imposible volver a meterle dentro. Así que mientras Mariano Rajoy elogia a Pérez Rubalcaba diciendo de él que es un hombre de Estado, algunos diputados socialistas le piden a su todavía secretario general que convoque una reunión del grupo parlamentario para hablar de la ley orgánica sobre la abdicación del Rey. Y es que, ya lo he escrito en otro artículo, está aflorando el alma republicana del PSOE.
Pero si es comprensible, y coherente, que haya diputados socialistas que quieran abrir un debate que va más allá de la ley orgánica sobre la abdicación y que tiene que ver con el futuro de la Monarquía, no lo es tanto la actitud de CiU.
A veces me pregunto que hace Durán LLeida en una coalición donde tiene voz pero poco voto porque normalmente nunca salen adelante sus posiciones. Si hace un par de días escuchábamos a Duran decir que en su opinión había que votar afirmativamente la ley orgánica ahora le vemos diciendo lo contrario, es decir defendiendo la abstención. Es lo que el presidente Rajoy califica como «política pequeña».
Que un partido que representa a la burguesía catalana decida no votar a favor de la ley que da paso a la abdicación del Rey, es del todo un esperpento.
Pequeña o no lo cierto es que la política que hace CiU resulta cada vez más inexplicable para los que tenemos cierta edad y hemos visto a esta formación no solo participando en la redacción de la Constitución sino ayudando a los distintos gobiernos de España. Que un partido que representa a la burguesía catalana decida no votar a favor de la ley que da paso a la abdicación del Rey, es del todo un esperpento.
A mi me dan miedo los hombres que quieren imponer sus sueños porque estos sueños pueden terminar convirtiéndose en pesadillas para el resto. Y es lo que me parece que está haciendo Artur Mas, prisionero de los sueños de sus socios de Esquerra, lo que le lleva a actuar con gran irresponsabilidad. Pero ojo, así como la actitud de Esquerra es coherente, son republicanos, la de CiU no lo es.
El caso es que entre la crisis del PSOE con sus derivadas, el empecinamiento de CiU de ir a lo suyo importándole poco las consecuencias que lo «suyo» puede tener en los demás, y el latir de la calle en favor de una consulta sobre el modelo de Estado, añadiendo a todo esto la capacidad movilizadora de «Podemos» y de Izquierda Unida, el cuadro empieza a resultar inquietante.
Mariano Rajoy confía en que Alfredo Pérez Rubalcaba mantenga su autoridad dentro del PSOE de manera que los diputados socialistas voten afirmativamente la ley orgánica de abdicación, y hace bien en confiar porque difícilmente va a haber una rebelión en el seno del partido. Lo que se cuenta en los aledaños de Ferraz es que tanto Pérez Rubalcaba como la propia Susana Díaz y otros «barones» se están empleando a fondo para trasladar a los militantes socialistas que ahora lo toca es votar esa ley orgánica pero que eso no significa que en el futuro no se pueda abrir un debate sobre una reforma de la Constitución, pero eso sí, siempre dentro de los límites que marca la propia Constitución. El PSOE continua siendo un partido institucional y no es previsible que de saltos en el vacío. Al menos el PSOE de hoy.
En el mismo Parlamento se empieza dibujar el cambio que se está produciendo en la sociedad.
Pero vista la situación no lo va a tener fácil Felipe de Borbón por más que el Parlamento vote por amplia mayoría el famoso decreto de abdicación que dé paso a su posterior proclamación como rey, lo cierto es que los ciudadanos van a ver es que una parte importante de sus señorías se abstendrán, otros votaran en contra. Es decir que en el mismo Parlamento se empieza dibujar el cambio que se está produciendo en la sociedad.
Mariano Rajoy habla de política «pequeña» y en el caso de CiU acierta, pero me parece a mi que más pronto que tarde los responsables políticos tendrán que dar respuesta a lo que empieza a demandar una parte importante de la sociedad que es el deseo de opinar si hay que cambiar el modelo de Estado o continuar con la Monarquía. Lo vengo repitiendo, creo que ha sido un error que el Rey abdique en estos momentos. La prueba es que el «genio» sigue volando lejos de la botella.
Julia Navarro