martes, noviembre 26, 2024
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El Rey inminente

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La monarquía parlamentaria es una opción. Y sus protagonistas, sin gobierno y dedicados a la representación, deben saber convivir amablemente con la discrepancia y la inseguridad. Sobriedad, compromiso, respeto… rasgos de manual.

 “Aunque no estamos de acuerdo, respeto lo que piensas y valoro la pasión con que lo defiendes”. Así, por ejemplo, podría haber zanjado el Príncipe la discusión en que se enredó con la joven de Pamplona que le abordó en mayo de 2011, en vez de espetarle lo del “has conseguido un minuto de gloria”.

El inminente Felipe VI se ha formado en tiempos de bonanza, entre gentes con ambición y en contextos de éxito. Reinará sin embargo en un país con sentimiento de fracaso, receloso y desafecto. No bastarán la herencia ni el pacto constitucional que dio a luz un sistema tan diligente para construirse como indolente y temeroso para actualizarse, enfrentado hoy a una crisis severa.

Ónega repite que Cataluña puede ser su 23F, pero el caso es muy distinto. Porque ahora no se trata solo de quedarse a un lado, que no al otro, de la legalidad, ni la solución pende de un poder a sus órdenes. Debería liderar su propio aggiornamento y mostrar algo más. Para ello, empaparse primero de lo que para la gente significa la desigualdad, la desprotección, la desesperanza, la precariedad en la vida. Y entender que su futuro está ligado al de todos también porque el de todos no está ligado al suyo indefectiblemente.

La Jefatura del Estado no es soberana ni ejecutiva, aunque sí simbólica, una ocasión para ponernos estupendos: identidad, principios, alma, coherencia, responsabilidad… En medio de la grandilocuencia el pragmatismo ofende, la realidad también.

Cuando a Cayo Lara le preguntaron qué república, si Italia, Francia o Alemania se quedó en blanco. La española dijo luego, o sea la nuestra, ¿acaso una como ninguna? Máximo Pradera escribe en Twitter: “Pasar a ser República implica una victoria póstuma sobre Franco. Como decirle: nada de lo que querías ha sobrevivido. Tu sueño, al retrete”. Gracioso lo de que Franco quería lo que no era capaz de imaginar o que esto sea lo último que del franquismo sobrevive. Una retuiteada sandez.

Pasados los momentos de la abdicación y la proclamación, la fiesta de las apariencias decaerá. Volveremos a la obviedad de que la forma del Estado no es lo más importante que debemos afrontar, que en la España actual no es lo crucial.

Terminada la pompa, quedará la circunstancia. Mientras tanto ahí andamos, distraídos. Reyes que vienen, reyes que se van; el mundial que ha empezado; el verano que llega… Todo agotador, caliente, espectacular.

José Luis Mora

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