lunes, noviembre 25, 2024
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Río revuelto

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«Prometo acatar la Constitución hasta que los ciudadanos la cambien» dijo Pablo Iglesias al tomar posesión de su escaño en el Parlamento Europeo e ingresar en la casta de los políticos. Está bien, pero es evidente que la Constitución sigue siendo válida hasta que se cambie. ¡Faltaría más! ¿A quién quiere engañar Iglesias con esta forma de acatar la Constitución?  Sus rivales de Izquierda Unida, bajo la batuta de Cayo Lara, no asistieron a la Proclamación de Felipe VI. Absurdo y una falta de cortesía, algo importante para una sana convivencia en la que se pueda discrepar respetuosamente con todo. Claro que hay otros desconsiderados en España, y por esos mundos, y no son forzosamente de izquierdas. Ahora bien, nuestra actual Monarquía Parlamentaria permite un funcionamiento democrático sin trabas. Esto es lo importante.

Nuestra actual Monarquía Parlamentaria permite un funcionamiento democrático sin trabas

La Constitución, por su parte, necesita algún retoque. En primer lugar las reglas para cambiarla. O son demasiado laxas como pudimos comprobar cuando se introdujo la llamada “Regla de Oro» presupuestaria, que limita la capacidad del endeudamiento del Estado, o son demasiado complicadas y exigen disolver el Parlamento tras aprobar una reforma, que esta sea aprobada por el nuevo Parlamento y luego en Referéndum por todos los españoles. La mera introducción de la necesaria, aunque no urgente, igualdad de género en la sucesión de la Corona se tendría que hacer por esa segunda vía. Para la “Regla de Oro” bastó una llamada, desde la Moncloa, de Zapatero a Rajoy.

¿Qué más cosas hay que cambiar en la Constitución? Habría que ajustar el modelo territorial. La propuesta federal de Rubalcaba puede ser un punto de partida para la discusión a pesar de que el Estado de las Autonomías es ya muy federal. Es más que lo que propone Rajoy, que sólo es inmovilismo, o Mas, marioneta de Junqueras y Homs, y que únicamente quiere romper la baraja para tirarla con Cataluña fuera de la Unión Europea.

Otras cosas requieren también ajustes. ¿Un Senado como Cámara Territorial? Es obvio. ¿Garantías para la sanidad, la educación pública, y el paro? Estaría bien. Lo que hace falta, en todo caso, es discutirlo urgentemente para que pueda estar acordado antes de las elecciones generales de 2015 y ratificado luego por el nuevo Parlamento y, después, por los españoles con un Referéndum. No acordar los cambios constitucionales antes de las próximas elecciones sería un error que puede dejar inerme al Estado, al país y a su población. Rajoy tiene que despertar y levantarse ya de la tumbona de Peridis.

Rajoy tiene que despertar y levantarse ya de la tumbona de Peridis

Con la reforma de la Constitución, Izquierda Unida, así como Podemos y otros pequeños partidos, se inclinará por una República. Carrillo debe revolverse en su tumba viendo como sus sucesores reniegan de los sacrificios que él consintió para la convivencia en España estimando que lo importante era la democracia y no la forma del Estado. Sin embargo quien tiene ahora el fiel de la balanza no es ya el Partido Comunista (el que manda en IU), ni siquiera Cristina Cifuentes, la Delegada republicana del Gobierno del PP, sino el PSOE que estrenará nueva dirección a finales de julio. ¿Prevalecerá  en esta materia la sensatez de Susana Díaz o la insensatez de Alberto Sotillos, oriundo de las Juventudes Socialistas? No hay duda que tanto la elección del nuevo Secretario General como las futuras primarias para elegir el candidato socialista a la Moncloa serán útiles para determinar cuánta tontería se podrá oír al respecto porque un partido que aspira a gobernar como el PSOE sabe ya por experiencia que el funcionamiento de nuestra democracia no desmerece con la Monarquía Parlamentaria y que nada que se le pueda achacar sería remediado por tener a un Presidente de la República. Además, los republicanos no nos dicen que clase de República quieren, que hay varias y muy diferentes. Es una cuestión de principio responden sin aclarar, alejando su vista de los problemas reales del país. Mientras funcione la democracia con la Monarquía la muy respetable República debe seguir siendo un útil cartucho de repuesto. Cosas más urgentes tenemos ahora.

¿Qué hará la nueva dirección del PSOE? En esto y en otras cosas. ¿Actuar con mesura o dejarse arrastrar por los que quieren competir con IU y Podemos en lugar de mantener el nicho de la socialdemocracia?

Adenda: en su estandarte Felipe VI ha evitado poner el yugo, las flechas y el aspa borgoñona, o Cruz de San Andrés, símbolos históricos de la realeza indebidamente apropiados y contaminados, desgraciadamente, por el franquismo. Un acierto del nuevo Rey (como su discurso en las Cortes). Ahora ya no quedan excusas para suprimir de la cola de los aviones de la Fuerza Aérea semejante aspa pintada por Franco en la guerra civil para distinguir su aviación de la republicana. Mejor poner la bandera constitucional en su lugar.

 

Carlos Miranda es embajador de España

Carlos Miranda

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