lunes, noviembre 25, 2024
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Letizia I de España

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El que piense que la nueva reina de España, Doña Letizia, va a conformarse con presidir inauguraciones en museos, como ha hecho en El Prado con la de «El Greco y la pintura moderna», está apañado. Han pasado sólo ocho días desde que Felipe VI ha jurado su cargo de rey y de La Zarzuela ya salen voces que aseguran que Letizia Ortiz Rocasolano está dejando su impronta de periodista en la comunicación de la Casa Real. ¡Menuda es ella!

Lo ha hecho al colaborar con su marido Felipe en su primer discurso como monarca y ha vuelto a hacerlo en la reciente recepción oficial de los jóvenes reyes a entidades de solidaridad social. Entre estas organizaciones han sido invitados, por vez primera en la historia, colectivos de homosexuales, bisexuales, transexuales, gays y lesbianas (LGTB), para mayor espanto de ese cúmulo de caspa que le puso la proa a Doña Letizia por no ser de sangre azul y, encima, ser mujer liberal, moderna, liberada, periodista de televisión ¡y divorciada! Caspa doblemente indignada, por el encuentro con tales grupos de opciones sexuales distintas a las que manda la Santa Madre Iglesia Católica y Apostólica, y porque la cita tuvo lugar en el Palacio de El Pardo, otrora residencia de Franco, como si de un auténtico “sacrilegio” se tratara. ¡Ay Señor, Señor..!

Cuando Felipe de Borbón, aún soltero, no ocultaba su relación con la bellísima modelo noruega Eva Sannun, cierto corifeo de esta inmunda mugre social se las dio de “modelno” (con “ele”; no es una errata) diciendo que “el príncipe puede correrse todas las juergas que quiera y con todas las jóvenes que quiera. Pero como heredero de la corona de España ha de casarse con una joven de la nobleza y, a ser posible, princesa europea”. Fin de la cita.

La caspa social no perdona a Doña Letizia su origen “plebeyo” y, mucho menos, su condición de divorciada

Entiéndase lo de “correrse” (las juergas) en el más amplio sentido del término; es decir, con el significado casi único que ahora tiene esta palabra. ¿Cabe mayor alarde de doble moral en frase más corta?

Ese mismo corifeo, y otros como él, defensores del “rancio abolengo” (más por “rancio” que por “abolengo”), siguen esparciendo sus detritus ideológicos por determinados platós, y cobrando por ello, invocando el artículo 20 de la Constitución a la que nunca han sido fieles y que establece el derecho a la libertad de expresión, que ellos jamás respetan si quien habla es diferente.

Esta caspa social no perdona a Doña Letizia su origen “plebeyo” y, mucho menos, su condición de divorciada, y pretende encasillarla para minimizar al máximo su figura, hasta conseguir anularla como a la mujer musulmana cuando se le impone el burka.

Pero Doña Letizia quiere extremar hasta el más mínimo detalle el cuidado de la imagen de su marido el rey, de sus hijas y de ella misma. Y ésta es una clave: ella no va a dejar que haya un mallín, ni nada parecido, que consiga encenagar o apedrear su fama, ni en España ni en la Patagonia. Así no.

 

Carlos Matías

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