martes, noviembre 26, 2024
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¿Por qué debe gobernar el municipio la candidatura más votada?

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Apoyar que gobierne el ayuntamiento la candidatura más votada en cada caso es apoyar que se respete la voluntad mayoritaria de los ciudadanos, que es el principio básico de la democracia. Es, además, apostar por la estabilidad y por la certidumbre políticas, valores propios de las sociedades más prósperas y avanzadas.

Que se respete la voluntad mayoritaria de los ciudadanos, es el principio básico de la democracia

No es solo que las instituciones, en general, necesiten de una cierta estabilidad y continuidad para el correcto desarrollo de sus funciones. También la prosperidad económica depende siempre de unas ciertas condiciones de estabilidad político-social. Las instituciones deben ser eficaces y su funcionamiento previsible, cosa realmente difícil si el gobierno está sometido continuamente a la amenaza del cambio o depende más de los intereses particulares de algunos que de la atención al interés general. La incertidumbre política, al fin y al cabo, genera actitudes de desapego y de cuestionamiento del sistema muy poco recomendables. Si queremos sociedades que progresen, las instituciones y las normas deben ser eficientes, sin dejar lugar a la duda.  

Creo además que el municipio, como administración más cercana a los ciudadanos, requiere de un plus de certidumbre y estabilidad que hoy por hoy no se cumple. El gobierno de la candidatura mayoritaria contribuiría a reforzar estos dos principios, mejorando la relación entre los vecinos y sus representantes. El vecino debe saber quién va a ser su alcalde y qué partido político va a gobernar su ciudad. En la actual regulación esto no sucede, porque los gobiernos municipales están sometidos a negociaciones por las que, por ejemplo, puede ser alcalde el representante de la candidatura menos votada, lo cual resulta paradójico -si no contradictorio- con las reglas más básicas del sistema democrático. A todos nos vienen a la cabeza casos en que partidos radicalmente opuestos se alían con el objetivo único de alcanzar el poder, y desechando la preferencia mayoritaria de los vecinos. Se deben evitar esas combinaciones y manejos, porque estas terminan perjudicando a los ciudadanos, que son los que reciben los servicios municipales. Gobiernos, en definitiva, pactados en los pasillos y en los despachos, tan alejados de la necesaria transparencia y de la rendición de cuentas a los electores. Pactos que las más de las veces derivan de negociaciones que obedecen al reparto de «parcelas» de poder (nunca mejor dicho) o a intereses poco confesables. Pactos que terminan envueltos en situaciones de corrupción totalmente indeseables.

El vecino debe saber quién va a ser su alcalde y qué partido político va a gobernar su ciudad

Es por ello que cuando se hacen propuestas en este sentido, antes de llevarnos las manos a la cabeza o rasgarnos las vestiduras para mantener el inmovilismo de siempre y prolongar el pasteleo político, debemos analizar si dichas propuestas mejorarán la calidad democrática y la relación entre representantes y representados, que es lo que debemos intentar en todo caso.

Creo que el gobierno de la candidatura más votada en los ayuntamientos así lo haría, por las razones que acabo de explicar. Y no, no hablaremos hoy de Salones Jerez.

Autor: Juan Soler, Alcalde de Getafe.

Juan Soler

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