Los temas de moda -no necesariamente los más importantes- son Cataluña, el PSOE y Podemos. Nadie es capaz de ofrecer una salida imaginativa después del lío en que se ha-nos ha metido Artur Más y nos acercamos al momento en el que pueden ganar la batalla los que no quieren ni palabras ni diálogo. El segundo es el PSOE donde el simple cambio de un hombre, o de un nombre, parece haber solucionado todos los problemas del PSOE. Es fantástico. El tercero, Podemos, es un fenómeno a estudiar. Si realmente acaban siendo la tercera fuerza política en Cataluña, se sitúan por delante de Izquierda Unida en toda España y amenazan de verdad al PSOE, el problema va a ser para todos los ciudadanos. Un Parlamento absolutamente fragmentado en la izquierda sólo puede tener dos salidas: o la mayoría absoluta del PP o un conjunto ingobernable que de lugar a un Gobierno de concentración de la izquierda que nos aleje de cualquier objetivo de modernidad.
Son problemas, como el de la corrupción o el modelo de Estado, que hay que solucionar para que los partidos recuperen una cierta confianza de los electores. Pero el Gobierno del PP ya está pensando en las próximas elecciones municipales y autonómicas, (y en las generales, claro) y no va a ser fácil hacer pactos sobre el núcleo del Estado o sobre asuntos centrales. Rajoy lo fía todo a la recuperación económica y seguramente podrá exhibir mejoras en las grandes cifras, pero seguirá con pésimos datos en el empleo, el gran cáncer de la economía española.
Pero por encima de todo esto, hay algo de lo que no hablan ni Rajoy ni Pedro Sánchez, ni ERC o CiU ni, por supuesto, Podemos o Izquierda Unida. Si España, o Cataluña, cayeran total o parcialmente en manos de ERC de IU o de Podemos, que puede ser, el modelo estaría más cerca de Venezuela o de Cuba que de Europa y no creo que la mayoría de los españoles apueste por eso. Pero si los que gobiernan no son capaces de definir un modelo económico e industrial para España, es posible que acabemos siendo nada más que un parque turístico de sol, playa y atracciones.
El turismo es una de nuestras industrias más importantes, pero no podemos vivir sólo del turismo. Las exportaciones han ido muy bien, pero como las importaciones ya han empezado a crecer -síntoma indudable de que el consumo interior mejora- el déficit económico seguirá aumentando. Necesitamos ser un país competitivo, tecnológicamente avanzado, con empleo de calidad, que destine muchos recursos a I+D, que potencie la educación. Necesitamos saber dónde va a estar España dentro de veinte años. O donde queremos que esté. Ese es el gran problema. Es preocupante que los que nos dirigen sólo piensen en dónde van a estar ellos mañana, en octubre o en las próximas elecciones. Los temas de moda pasan con la misma rapidez con que aparecen. Los problemas de fondo permanecen si no se resuelven por acuerdo.
Francisco Muro de Iscar