El asombro del mundo que vamos a ser, según Montoro, no lo acabo yo de ver. Nos conformamos con salir de una vez por todas de esta en la que llevamos metidos hace seis años. Con eso nos vale. Pero dicho lo cual negar la otra evidencia es tan cenizo como iluso lo anterior. Porque en estos dos últimos años sí que se ha producido una evolución en positivo de gran calado y trascendencia. Hoy volvemos a ser fiables y a contar en Europa.
Habíamos pasado a ser los apestados, la fiebre y el dolor de cabeza de la UE. Nos tenían apartados, arrinconados y no teníamos voz ni quien nos escuchara. Algunas de las últimas imágenes de Zapatero reflejaron aquello, peor aún que la irrelevancia. Porque sí que estábamos presentes. Pero para mal. Hasta que un día se hartaron y le dijeron al contador de nubes, que se terminó la broma. Fue aquel mayo donde llamaron todos, hasta Obama. Pero para decir: «Venga majo, que se acabó hacer el memo». Y el compañero Cándido Méndez dejó de ser el virtual vicepresidente 1º.
Por donde andábamos despeñándonos lo fuimos viendo después. Los brotes verdes eran más falsos que las cuentas que echaban y presentaban a Bruselas. De nosotros no se fiaba nadie. El coche estaba en siniestro total, gripado, sin gota de gasolina ni quien nos la prestara si no era a interés imposible. Hasta el 7,5% llegó la «multa».
España vuelve a pintar en Europa. Y pinta en la mesa donde se reparten las cartas
La imagen de Rajoy con Merkel en el Camino de Santiago, escenificando la poderosa alemana con nuestro presidente una sintonía y trato deferente, es la constatación visual de ese cambio. España vuelve a pintar en Europa. Y pinta en la mesa donde se reparten las cartas. Nos dan cartas. Entramos en el reparto y en el poder. Ya no somos los mirones o peor aún a los que ni siquiera se le dejaba mirar la partida.
Lo que los dos mandatarios hayan pactado lo iremos sabiendo. Parece tener dos nombres propios, Cañete y Guindos. Un nombramiento puede ser inminente, el otro quizás también, pero hasta puede que Rajoy consiga que pueda en principio compatibilizar cargos y así no tener que cambiar el su Gobierno. En eso andan.
Pero más allá de nombres lo relevante es la vuelta al club de los cuatro, de quienes en verdad dirigen la UE. La alianza y los acuerdos son aquí claves. Retornar a los puestos de decisión resulta vital para nuestros intereses. Y sin duda hemos vuelto. Y eso está en el haber de Rajoy y su Gobierno. Que justo cuando caminaba por la ruta peregrina nuestro bono llegara a bajar de 2,3% de interés, con la prima de riesgo por los 130 puntos y que cada vez se nos vea más alejados de factores de riesgo de otros países donde ahora se incluyen Italia y la propia Francia habla por sí solo. Aunque ahora haya quien de eso no quiere ni oír ni mentarlo. Por la simple razón de que lo han arreglado. Sí, hay que decirlo. Justo lo que ellos dejaron para el desguace.
Antonio Pérez Henares