En esa verborrea tan especial que le caracteriza al portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, se permitió el lujo de decir esta misma semana que detrás del caso Pujol podrían estar los agentes del servicio de inteligencia español del CNI.
Me imagino que estas declaraciones se deben enmarcar en que para los nacionalistas vascos y catalanes les parece sospechosamente muy raro que esas noticias salgan a la luz en estos momentos, y además no les puede encajar de ninguna manera que en un momento de subidón nacionalista y de akelarre independentista en Cataluña, todo comience a torcerse desde que se han aireado los trapos sucios de la familia Pujol, icono y modelo, hasta ahora, de los nacionalistas separatistas de todo el Estado.
Lo dicho por el portavoz nacionalista vasco podría tomarse a broma si no fuera porque en el fondo de la cuestión lo creen y lo airean a los cuatro vientos en cuanto pueden, como ya lo han hecho a través de los medios de comunicación.
Para los nacionalistas todo lo malo llega del ogro llamado España
La verdad es que no me sorprende en absoluto esta derivada del nacionalismo vasco, que desde su corporativismo con el nacionalismo separatista, provenga de donde provenga, siempre van a intentar buscar chivos expiatorios que en casos como este rozan los mejores capítulos de Cuarto Milenio.
Al nacionalismo vasco no le entra en su mollera que haya escándalos de corrupción en las filas del nacionalismo o que sus dirigentes se lleven a paraísos fiscales el dinero que roban o esconden a la Hacienda de turno.
Desde ese nacionalismo siempre se tiene una explicación, según ellos lógica y coherente, para todos estos casos, y lo buscan en la esfera de su enemigo común: España.
Para los nacionalistas todo lo malo llega del ogro llamado España, de esa España que les roba, maltrata y les espía, hasta tal punto que todos los males que acontecen en el mundo nacionalista son por culpa del Gobierno español y de los españoles.
Pero también desde ese nacionalismo buscan a la vez causantes de sus frustraciones políticas y falsedades históricas.
Siguiendo con la reflexión del portavoz nacionalista de apuntar al responsable de todos sus males al CNI, me vino a la memoria una anécdota que viví personalmente junto al que hoy es el embajador de España en el Reino Unido, Federico Trillo.
Hace más de quince años, siendo yo presidente del PP vasco, y Federico Trillo Presidente del Congreso de los Diputados, me llamó éste último para invitarme a comer y conocerme. En la conversación larga y distendida que mantuvimos en su despacho del Congreso, me di cuenta desde el primer momento que las preguntas, políticas y personales, que me hacía Trillo eran casi casi como un interrogatorio policial.
El PNV, como el nacionalismo separatista en general, están más colocados en la mezquindad que en la racionalidad
Y en un momento determinado de esa conversación Federico Trillo me dice, me imagino que te estarás preguntando a qué vienen tantas preguntas, te lo diré, hace poco tiempo unos diputados de varios partidos hicimos un viaje oficial, y en ese viaje el portavoz del PNV, González Txabarri, me preguntó… Oye, Federico, ¿No te parece raro que tengáis un presidente del PP vasco joven, de Santurce, que habla euskera, sin pasado político extraño….. No habéis pensado en el PP que Iturgaiz pudiera ser un infiltrado del CSID?
Sirva esta anécdota para demostrar que en aquellos momentos el CSID, hoy llamado CNI, era y siguen siendo los traumas de ese nacionalismo vasco.
El PNV, como el nacionalismo separatista en general, están más colocados en la mezquindad que en la racionalidad, y ese PNV que podría interesarse en que por ejemplo el CNI encuentren a etarras asesinos huidos de la Justicia como Josu Ternera o De Juana Chaos, optará siempre de utilizarlo como la justificación perversa para sus fracasos políticos.
Carlos Iturgaiz