Si en el primer artículo de esta serie, nos asombrábamos con los efectos letales de algunos pesticidas sobre los anfibios, y el papel que ello podía estar teniendo en la caida de las poblaciones de este grupo de animales que tiene el triste honor de ser el grupo de vertebrados con más especies amenazadas de extinción, con más de una tercera parte de ellas, un 41%, en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ahora nos ocupamos de otros efectos diferentes del de la muerte directa. Efectos que pueden ser igualmente dañinos para las poblaciones de estos animales.
A veces, los llamados efectos sub-letales pueden ser particularmente terribles y tener consecuencias gravísimas para las poblaciones de anfibios. Algo puede que no te mate directamente, pero si mina tu sistema inmunológico o, por ejemplo, tu capacidad de reproducirte puede, ciertamente, causar estragos extraordinarios.
Anomalías reproductivas
Entre estos efectos no letales, los daños reproductivos, frecuentemente ligados a la alteración del equilibrio hormonal, han sido uno de los campos más estudiados y que más preocupan con relación a los efectos de algunos pesticidas sobre los anfibios. Porque si no letales a corto plazo para los individuos acaso si pueden serlo para la viabilidad de poblaciones enteras en un plazo no demasiado largo.
Científicos como Tyrone Hayes, de la Universidad de Berkeley (California), han comprobado cosas muy llamativas en este sentido. Por ejemplo, que bajísimas concentraciones en el agua de determinado herbicida, la atrazina de la multinacional Syngenta, bastaban para convertir en hermafroditas a un 10% de los machos de rana y en estériles a otro 75% .
Del 10 al 92% de los machos mostraban anomalías en las gónadas tales como un desarrollo retardado y hermafroditismo
En ranas salvajes, expuestas a niveles bajísimos de ése herbicida, el más usado en los Estados Unidos y uno de los más usados en el planeta, se vio que, en diferentes zonas de ése país, del 10 al 92% de los machos mostraban anomalías en las gónadas tales como un desarrollo retardado y hermafroditismo.
Este biólogo había encontrado anteriormente en un estudio de laboratorio que le había encargado la propia multinacional fabricante del pesticida, la atrazina, unos efectos llamativos, a niveles decenas de veces inferiores a los permitidos en el agua en Estados Unidos: niveles bajos de testosterona en los machos, algunos de los cuales tenían tanto testículos como ovarios (!), comportamiento homosexual, reducción de la laringe (lo que dificultaba el canto de los machos para atraer a las hembras). Una de las cosas más llamativas era que tales aberraciones se daban, como se ha señalado, a concentraciones muy bajas y que, de hecho, suelen estar presentes de forma muy generalizada en los campos, charcas y ríos.
Ni que decir tiene que Syngenta no aceptó los resultados. Luego, para confirmar si lo mismo podía pasar con las ranas salvajes, su equipo recogió cientos de ranas leopardo en las charcas y ríos junto a campos de cultivo, campos de golf, y encontró que las mismas alteraciones se estaban dando en la Naturaleza. La exposición a la atrazina presente en el agua a niveles bajos en diferentes zonas de Estados Unidos, aparecía asociada a anomalias en las gónadas, retraso en el desarrollo y hermafroditismo en un 10 al 92% de los machos .
El mismo equipo de investigadores publicaría luego otro estudio en el que la presencia de atrazina a niveles de tan solo 0.1 partes por mil millones originaba efectos como los dichos, recordando que «la contaminación con atrazina es generalizada y que la sustancia puede estar presente a más de 1 parte por mil millones (es decir diez veces mayor concentración) incluso en la lluvia y en áreas donde no se usa el pesticida». En realidad en las gotas de lluvia han sido medidas concentraciones muy superiores a ésas.
Después este equipo realizaría más investigaciones que no harían más que reafirmar ése tipo de conclusiones a lo largo de los años. Para científicos como Hayes está claro que el declive brutal de los anfibios al que se está asistiendo en muchas zonas del globo tiene que ver, en buena medida, aunque en alianza con otros factores, con la atrazina y otros pesticidas que tienen la capacidad de alterar el funcionamiento hormonal.
La atrazina fué prohibida hace unos años en la UE, pero cabe preguntarse los efectos que pudo estar causando en las ranas europeas durante años. Además la atrazina no es el único pesticida para el que se han descrito efectos muy negativos sobre los anfibios.
El efecto de los contaminantes sobre los anfibios lleva estudiandose hace mucho tiempo. Se han hecho estudios históricos interesantes, por ejemplo, sobre el posible papel de algunas sustancias contaminantes con capacidad de alterar el equilibrio hormonal, como algunos pesticidas, en los diferentes grados de incidencia de intersexualidad en algunas especies a lo largo de décadas. Por ejemplo en la rana grillo (Acris crepitans) de Estados Unidos. Pero queda mucho por investigar, y las administraciones deberían potenciarlo. No solo por el interés que debiera existir en conservar estas especies, sino por el papel que estas especies tienen, y muy importante y significativo, como centinelas de la propia salud humana.
El crecimiento y desarrollo larvario se retrasaba notablemente
Una de las cosas que más preocupa en relación a la exposición de los anfibios a los pesticidas es no solo el efecto que puede tener un pesticida concreto aisladamente, sino el hecho de que en el escenario real de los campos hay una mezcla de ellos, a veces muy compleja. En una misma masa de agua puede haber, y de hecho hay, a la vez, una sopa química en la que se mezclan diferentes herbicidas, insecticidas, funguicidas… Y lo que nos muestra la investigación científica es que el efecto de ésas mezclas, lo que se llama el «efecto cóctel» puede ser muy superior al efecto de cada una de las sustancias presentes aisladamente, especialmente para efectos como los que tienen que ver con la alteración del equilibrio hormonal.
Ésos efectos también han sido estudiados por científicos como los referidos de la Universidad de California en Berkeley. Así, en una investigación publicada en la revista Environmental Health Perspectives se analizaban los efectos que, a niveles muy bajos de concentración, del orden de una parte por diez mil millones, podían estar teniendo estas mezclas. Efectos como los de disrupción endocrina que tanto preocupan, no solo en relación a la fauna salvaje.
Los cientificos evaluaron los efectos de 9 pesticidas, entre ellos 4 herbicidas, 2 fungicidas y 3 insecticidas que se usaban en los campos de maiz. Los herbicidas eran la atrazina, el metolachlor, el alachlor, y el nicosulfuron, los insecticidas el cyfluthrin, cyhalothrin, y tebupirimphos, y los fungicidas el metalaxyl y propiconizole. Primero aisladamente y luego el efecto de mezclas de ellos que, de hecho, han sido encontradas en los campos.
Les interesaba ver qué consecuencias se daban en el crecimiento y desarrollo de las larvas, en la diferenciación sexual y en la inmunidad en las ranas leopardo (Rana pipiens).
¿Y qué vieron? Pues que aunque la exposición a algunos pesticidas individuales causaba inhibición del crecimiento y desarrollo de las larvas -el fungicida propiconazole, por ejemplo, aisladamente, retrasaba significativamente el tiempo de inicio de la metamorfosis y el tiempo necesario para completarla- el efecto de las mezclas era mucho mayor.
El crecimiento y desarrollo larvario se retrasaba notablemente y además , y ello es algo de una extraordinaria relevancia, se dañaba el timo, clave para las defensas orgánica, lo que resultaba en una fuerte inmunosupresión que llevaba a que contrajesen infecciones. Concluían que los estudios convencionales, basados en examinar solo el efecto de pesticidas aislados y a altas dosis estaban llevando a subestimar groseramente el papel que los pesticidas están teniendo en la caída de las poblaciones de anfibios, toda vez que efectos tan importantes se daban a dosis mucho más bajas de diez mil millonésimas de gramo.
Los efectos registrados son muy importantes y todos ellos, aisladamente, y más aún en conjunción, pueden afectar muy negativamente a las poblaciones de anfibios. Tanto los efectos sobre el crecimiento y la reproducción como sobre el sistema inmunológico.
No olvidemos que una serie de enfermedades, tales como las infecciosas y las parasitarias, son tenidas por una importante causa de desaparición de las poblaciones de anfibios. Y desde hace mucho se apunta que los daños inmunológicos causados por factores como los pesticidas pueden tener que ver . Pero en el siguiente artículo continuaremos desgrando más cosas sobre estos y otros temas (Sigue en el siguiente artículo)
Carlos de Prada