miércoles, noviembre 27, 2024
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El trepa, la cateta y el carterista

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Ya no me sorprende nada, pero sí me asombra que siga habiendo tanta inquina entre compañeros de profesión. En periodismo, antes se discutía por ver quién era el que había sacado antes la exclusiva, ahora por ver quién insulta más a otro. 

En 'Sálvame' están acostumbrados a ello, como demuestra el que habitualmente no se puedan contener y hasta se insulten entre sí los compañeros de plató. Por eso es peligroso meterse con ellos. Si lo haces sabes que, más pronto que tarde, vas a ser protagonista durante mucho tiempo en su espacio. Sabes que vas a ser el hueso que el perro no suelta salvo cuando lo entierra. Aquí no te van a matar (espero), pero si a despellejarle vivo. 

El último ejemplo de ello lo está viviendo en sus carnes Isabel Gemio. Su «pecado» fue decir en 2009, cuando a Jorge Javier le dieron un Ondas, que «a ese chico le han dado un premio y ahora incluso lo verán alto y guapo». El aludido respondió en su día que «a ver si recibe usted ese premio, no lo va a poder recibir jamás porque no la quieren en ninguna televisión».

Otro premio, el que recibió a principios de septiembre en Vitoria, le hicieron retomar a Jorge Javier sus ínfulas de venganza, tildando de «coñazo de tía» a la Gemio, e incluso atreviéndose a hacer de psicólogo con ella: «Tiene un punto de amargura que paga con todo el mundo pero el gran problema es su gran inseguridad y que es una mujer que tiene muchísimas carencias y eso la hace una mujer con muchísimos complejos».

Las críticas que la locutora de Onda Cero hizo a Pedro Sánchez por entrar en directo en 'Sálvame' («debería saber escoger las plazas en las que torea»), ampliaron el coto de caza de Jorge Javier, que ya hasta utilizó este fin de semana el 'Sálvame deluxe' para seguir atizando a su oponente (si fuera un ring la seguiría pegando hasta cuando estuviera en el suelo tumbada).

Jorge Javier no sólo la llamó «cateta con ínfulas de María Zambrano», sino que incluso invitó al espacio a Nilo Manrique, la expareja de la Gemio, para saber qué hacía o dejaba de hacer ésta cuando ambos estaban juntos, mientras le sometía al polígrafo de la verdad (así le llaman, pero vaya usted a saber si no es de la mentira). 

Así, y con preguntas tan apasionantes como ¿es cierto que en el apartado culinario la especialidad de Isabel son las migas extremeñas precocinadas? (el cubano dijo «No» y la máquina dijo que mentía), Jorge Javier se sintió realmente «ofendido» cuando se enteró que en la intimidad la Gemio decía de él que era un «trepa» y un «chupacámaras».

Y cosas peores que Nilo dijo que «podrán leer en mi libro» (otro que, a lo Belén Esteban, está dispuesto a rebajar el nivel de la literatura española). Eso sí, como ahí tienen para todos, Kiko Matamoros llegó a decir que «lo que faltaba, que fueras a la casa de Isabel y te tuvieras que quitar los zapatos en la puerta, luego que éste (por Nilo) te quitara la cartera y la otra te diera migas precocinadas de cena». Llamarle «carterista» lo único que le produjo al ex fue una sonrisa, cuando, y como suele ser habitual en ese espacio, la palabra «demanda» tendría que haber salido de inmediato a relucir. 

¿Darán la dirección de la Gemio en directo para que la gente vaya a su casa a apedrearla? ¿Pagarán entre todos los tertulianos de 'Sálvame' a algún «matón» para que «parezca un accidente» y su jefe Jorge Javier sea feliz por completo? A este paso es lo único que falta.

 

La mosca

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