«Qué fuerte». «Es brutal». «No hay palabras». Aunque no se lo crean, estos términos no se han escuchado en el Hospital Carlos III, ni tienen que ver con el virus del ébola. Se han pronunciado en 'Sálvame' y hacen referencia al último «escándalo» de Olvido Hormigos.
Uno no sabe si es realmente más «fuerte» o «brutal» que esos términos los hayan dicho tertulianos de un espacio en el que todo podría ser catalogado como tal, o lo que ha hecho realmente en plena calle la exconcejala de Los Yébenes, de la que, por mucho que tuviéramos olvidada en los últimos meses, tampoco podría extrañarnos nada.
Quizás ni lo uno ni lo otro. Lo más llamativo es lo «finos» que se han vuelto en ese espacio a la hora de catalogar lo que la susodicha hizo con su pareja. No sólo «pixelaron» las fotografías sino que incluso en vez de utilizar términos como «follar», «echar un polvo» o simplemente «mantener relaciones sexuales», para 'Sálvame', en boca de Kiko Hernández, «frungen».
¿Será por estar el programa en horario infantil? Esa debe ser la explicación. Si los niños, o incluso los adolescentes, no saben hoy en día ni quién es Cervantes o cuál es la capital de Estados Unidos, cómo demonios van a saber qué es frungir. Así pasa desapercibido todo hasta para las asociaciones más mojigatas y no se exponen a otra demanda o denuncia por decir groserías que puedan traumatizar a los menores.
Eso sí, si «frungir» es, según la RAE, tener relaciones sexuales, «follar», quizás habría que explicarles a los colaboradores del programa que como tal no se entiende el meter la mano por dentro del pantalón de otra persona, por mucha cara lasciva que se ponga mientras se produce al tocamiento.
Es tan irreal como el publicar esas fotografías, supuestamente «robadas» en la calle, acompañadas de una entrevista en la que Olvido confiesa, entre otras cosas, que ahora lleva «una vida dedicada la familia», que su nuevo bebé ocupa todo su tiempo, que queda muy poco con sus amigos o que ya no volverá a la TV.
La única frase que justifica esas imágenes es la de que «la pasión en mi matrimonio se ha perdido«, y de ahí que intentara recuperarla con ese «repasito» que le dio a ese desconocido, y del que no quiso precisar nada a las cámaras de 'Sálvame', a las que dejó muy clarito que «no tengo que dar explicaciones», indicando únicamente que «no sé qué fotos son, y es mi vida privada».
Sí intentó aclarar algo, sobre todo para poder salir ella en pantalla, su amiga Amor ('Gran Hermano') que dijo no sentirse extrañada con las fotografías porque «el otro día estaba dándose el lote delante de una discoteca y me pidió que la ayudase a controlarse». Autocontrol, no. «Amorcontrol». Eso, o tener a la Hormigos otra vez día sí y día también en televisión justificando sus actos. Uno no sabe qué es peor.
La mosca