viernes, noviembre 29, 2024
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Los gritos desesperados de México

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Asesinatos masivos, secuestros a centenares, violencia sin límite, crimen organizado, violaciones y asesinatos de mujeres y niñas sin castigo, extorsión, corrupción en todas las instancias, especialmente en la policía, narcotráfico, sicarios a sueldo, militares incapaces de controlar el orden público, impunidad. Ese es el retrato actual de un país que es la segunda economía de América Latina y la cuarta del continente americano, una república «democrática», el principal destino turístico de América Latina, el undécimos país más poblado del mundo y la decimocuarta economía mundial. Hablamos de México, con vergüenza y con pena.

En el sexenio de la presidencia de Calderón (2006-2012) hubo en México más de 70.000 muertes violentas. En los dos años, todavía incompletos, de Peña Nieto (PRI), ya van más de 20.000. Son las cifras oficiales, porque las reales parecen más elevadas. Desayunarse con una decena de cadáveres colgados de un puente; de niñas, apenas adolescentes, violadas y tiradas en un barranco; de personas, también niños, robadas y abandonadas en la frontera con Estados Unidos* es «normal». La última chispa ha sido la desaparición de 43 estudiantes en Iguala en el estado de Guerrero, secuestrados por policías locales, después  de un enfrentamiento que causó seis muertos y 28 heridos. En la investigación, se ha descubierto una fosa con 28 cadáveres, que nadie sabe a quién pertenecen, pero que tampoco son de los estudiantes desaparecidos. «Vivos se los llevaron, vivos los queremos», gritan sus compañeros.

   Nunca he entendido que un país que juega un papel relevante en América Latina, que es rico en recursos, que tiene un comercio y un turismo de primer nivel, que vive con luz propia a la sombra de Estados Unidos, pueda tolerar que muchos de sus Estados como Guerrero, Chihuahua -donde está Ciudad Juárez, el lugar donde ser mujer es tener una condena casi segura a ser perseguida, Villada o asesinada sin ningún motivo-, Morelos y otros, estén en manos de policías corruptos, de los cárteles de la droga, de jueces que no pueden obligar a cumplir la ley ni a respetarla, de alcaldes, como el de Iguala, que siembran el terror bajo el imperio del marco. Estados donde el Ejército ha tirado la toalla, después de detener o expulsar a los policías corruptos, o donde los secuestros y la extorsión son la moneda de cambio.

   Cerca de ochenta periodistas han sido asesinados en México en la última década y veinte más han desaparecido. Muchos activistas pro derechos humanos han tenido que huir a Estados Unidos o refugiarse en España y otros países. En muchos casos han conseguido el estatuto de refugiado políticos ¡viniendo de México, un país libre, una democracia consolidada! Estallará Guerrero y, posiblemente estalle México. Los gritos de indignación que llegan altos y fuertes desde allí nos deberían avergonzar a todos. Sobre todo, a los gobernantes de un país tan grande como México.

Francisco Muro de Iscar

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