A reserva de imprevistos -el futuro nunca está escrito-, en el Gobierno aguardan con impaciencia que pasen tres fechas señaladas en rojo en su calendario. La primera es el 27 de Octubre. ¿Qué pasará ése día? Pues que habrá culminado el ciclo de morbilidad del virus del ébola que infectó a Teresa Romero, la auxiliar de enfermería cuyo contagio y circunstancias ha dado pie a una agria polémica política. Los médicos creen que rebasado ese día, si no se presentan complicaciones de última hora, la vida de Teresa ya no correrá peligro. Es un día muy esperado en las alturas en la esperanza de poder respirar hondo. Respirar hondo y tomar alguna decisión. Por ejemplo: aceptar la dimisión del consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid (Dr. Javier Rodríguez) que en los primeros compases del contagio del ébola no supo estar a la altura del momento.
La otra fecha es el 9 de Noviembre, día en el que, como se sabe, el presidente de la «Generalitat», pretende llevar a cabo un simulacro de consulta preguntando a los ciudadanos que se presten si quieren la independencia de Cataluña. Ni se puede hablar de referéndum (suspendido por el Tribunal Constitucional), ni tampoco de consulta formal puesto que al hacerse al margen del censo y sin control cualquiera podría votar una, dos, o más veces. Es un simulacro y como tal retrata a un Artur Mas que a la desesperada está intentando ganar tiempo. Tiempo para que si consigue recomponer la sociedad con ERC, dentro de unos meses pueda convocar elecciones autonómicas concurriendo de la mano en lista única y a, partir de ahí, abrir un hipotético escenario de declaración unilateral de independencia. Como el tiempo pone a cada uno en su sitio y hasta ahora la estrategia de no ceder a las provocaciones le ha dado buen resultado, es casi seguro que Mariano Rajoy mantendrá el pulso. Sin levantar la voz más allá de lo imprescindible para recordar que las leyes están para cumplirlas. Pese a que Mas sigue empecinado en su deriva, así que pase el 9N, en Moncloa sentirán alivio.
La tercera fecha cuya vigilia cautela el Gobierno -sin exceso de preocupación, pero con la atención que suscita todo lo que se sale de los cauces de la costumbre-, es el 23 de Noviembre. Es el día anunciado por el presidente de Canarias, Paulino Rivero, para consultar a sus paisanos acerca de los sondeos en busca de petróleo que se realizan a 50 kilómetros de Lanzarote y Fuerteventura. En el Gobierno confían en que antes de fin de año las perforaciones que lleva a cabo Repsol hayan concluido Con éxito (hallazgo de crudo de calidad susceptible de extracción y comercialización) o sin resultados convincentes que animen a pensar que la explotación sería rentable. En Madrid confían en que para entonces se habrá despejado la incógnita y rebajado el tono y la intensidad de la polémica política que generan los sondeos. Nadie acierta a definir qué es el tiempo, pero todos somos un poco esclavos del calendario, prueba de que existe y de que se deja contar por días y por problemas. Por eso algunas fechas son más señaladas que otras.
Fermín Bocos