El juez Pablo Ruz sigue atando cabos y tirando del hilo que puede conducir a fijar qué hay de cierto en la presunta financiación irregular del PP. Los famosos «papeles de Bárcenas» (ex tesorero del partido) están haciendo las veces de hilo de Ariadna. La imputación de Ángel Acebes (antiguo secretario general) ha sido el último paso dado por este paciente magistrado de la Audiencia Nacional. La imputación no conlleva un señalamiento de responsabilidad penal, pero como efecto colateral, lo que sí señala es que el juez que instruye el sumario considera que los citados papeles -una suerte de estadillo de cuentas manuscrito- son auténticos. Recordemos que en los capítulos iniciales de éste escándalo el PP, por boca de María Dolores de Cospedal, puso en duda su autenticidad. A la vista de la imputación de su antecesor en el cargo es posible que la secretaria general de los populares no mantenga el mismo criterio.
Que este caso de presunta financiación irregular (que podría ser ilegal) haya vuelto a encaramarse a los titulares de la actualidad es causa de malestar en la cúpula del partido del Gobierno. La lacónica respuesta de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría a los periodistas que querían conocer su opinión sobre el asunto fue muy ilustrativa. Por razones de edad y de biografía política todo lo relacionado con el «caso Bárcenas» y los sobresueldos presuntamente percibidos por algunos dirigentes de su partido, es totalmente ajeno a su persona. Ni siquiera estaba en Génova cuando Lapuerta primero y Bárcenas después, ejercían de tesoreros. Todo el tinglado de la supuesta caja «B» (donaciones fuera de control legal aportadas por determinadas constructoras y algún que otro empresario) se habría levantado en la etapa anterior. Pero la sombra de la corrupción es alargada y no se extingue fácilmente. Por todo ello es fácil deducir qué es lo que pasa por la mente de la vicepresidenta cada vez que le preguntan por los famosos papeles.
A alguien como ella está empeñada en transmitir transparencia y credibilidad a su gestión de Portavoz del Ejecutivo un asunto tan feo, sin duda, le amarga el día. Pero los hechos son tenaces y en política, como decía ayer mismo Esperanza Aguirre en Radio Nacional, el que la hace, tiene que pagarla. La imputación no supone automáticamente culpabilidad, pero Ángel Acebes tendría que salir a la palestra y dar explicaciones a los ciudadanos sobre los dos aspectos esenciales del caso: sí sabía que el tesorero de su partido manejaba una cuenta «B» y , en segundo lugar, pero no por ello menos importante, qué hacía el PP (un partido político) comprando subrepticiamente acciones de un medio de comunicación. Medio, que -subrayo la ironía- gusta de presentarse como liberal e «independiente». Visto que el juez sigue atando cabos, habrá que permanecer atentos a las noticias de los próximos días.
Fermín Bocos