La Autoridad Bancaria Europea y el Banco Central Europeo acaban de hacer público que la banca española está saneada y que no tiene necesidades de capital, situación extensible en general al resto de la banca de la Unión Europea, en la que sólo algunas entidades italianas y una alemana han suspendido los test de stress y, por tanto, deben corregir su situación.
Se trata sin duda de una noticia positiva, en la medida en que debe contribuir a generar confianza en nuestro sistema bancario a escasas fechas de que entre en funcionamiento el Mecanismo Único de Supervisión, aprobado por el Parlamento Europeo el pasado mes de abril y que supone un salto cualitativo en la integración europea: a partir de ahora, será un mecanismo común europeo el que supervise y, en su caso, liquide las entidades en problemas y lo haga, además, con fondos aportados por la propia banca.
Un mecanismo común europeo el que supervise y, en su caso, liquide las entidades en problemas y lo haga, además, con fondos aportados por la propia banca
Dicho esto, siempre hay alguien que ponga la nota. En este caso, ha sido Mariano Rajoy quien nada más conocer la noticia ha salido a la arena y sacado pecho: “La banca española está estupendamente”. Así, sin matices, en un gesto de contundencia verbal inédito cuando aborda otro tipo de asuntos…
Y cuando uno escucha estas cosas no puede dejar de pensar en algunas otras.
En primer lugar, la banca española ha salido airosa en uno de los escenarios previstos por las autoridades europeas. Pero no en el escenario adverso, en el cual todas ellas entrarían en pérdidas. Y que Europa pueda entrar en recesión es un escenario no solo posible sino probable habida cuenta de que la locomotora alemana avanza a toda máquina hacia ella. Y con ella, probablemente el resto. Por tanto, hay que ver los resultados en su conjunto, no cogidos con pinzas.
En segundo lugar, que la banca española haya tenido los resultados que ha tenido no ha salido precisamente gratis a los ciudadanos españoles. Puede que el presidente lo haya olvidado porque el mismo día que pidió el rescate bancario se fue a ver a la selección española a Ucrania, pero el resto de la ciudadanía española tiene grabado a fuego cómo tras una gestión desastrosa respecto de Bankia España tuvo que pedir a los socios comunitarios que habilitaran una línea de 100.000 millones de euros para evitar el colapso de Bankia, NCG Banco o Catalunya Banc.
Inyecciones de capital que hemos tenido que sufragar desde las arcas públicas –deudas que tendrán que seguir pagando nuestros hijos-
Que estas entidades exhiban ahora ratios de capital adecuados nos ha salido muy caro a los españoles: tanto por las millonarias inyecciones de capital que hemos tenido que sufragar desde las arcas públicas –deudas que tendrán que seguir pagando nuestros hijos-, como por las pérdidas que nos han ocasionado las ventas de las entidades rescatadas -8.000 millones en el caso de NCG, más de 11.000 millones en el caso de Catalunya Banc, 100.000 millones en su conjunto-. Y, sobre todo, por todos los recortes que han tenido que asumir los ciudadanos tanto en materia de educación, como de sanidad, dependencia o servicios sociales, precarización laboral y aumento de la presión fiscal derivados de las condiciones impuestas en tal rescate.
En tercer lugar, si la banca española está adecuadamente capitalizada alguien debería empezar a explicar por qué no se abre de una vez el grifo del crédito. España es el país de la Zona Euro donde más ha caído la concesión de crédito a empresas y familias. No hay reactivación económica posible si no se concede oxígeno financiero a pymes y familias. Si hay solvencia, ¿por qué no hay crédito?
Por tanto, si tan “estupendamente” está la banca española, lo que debe hacer Mariano Rajoy es exigirle que empiece a dar crédito, porque ese es el argumento que dio a los españoles cuando defendió la petición del rescate. No es, desde luego, acumulando capital, y beneficios, como ayuda a la recuperación económica del país. Tarde o temprano, el estancamiento o deterioro de la situación acabará volviendo a cuestionar sus balances. Por tanto, ayúdense ayudando al país.
José Blanco