miércoles, noviembre 27, 2024
- Publicidad -

Pero ¿es que no piensan más que en las elecciones?

No te pierdas...

Esto ya huele a elecciones. Y eso que 'solo' faltan seis meses y pico para las municipales y autonómicas, y por lo menos un año largo para las generales. No importa: no hay acto, sea una presentación de libro, una conferencia, un desayuno de los multitudinarios, como el de este miércoles convocado por Europa Press en torno a Susana Díaz, en el que no flote ya un aroma preelectoral.  Nosotros mismos, los periodistas, superado ya el morbo informativo de ese pretendido referéndum secesionista catalán del próximo día 9, que ha adquirido tintes de puro sainete -ay, si esto lo pillan los hermanos Arniches…-, andamos ya encelados en las próximas, e importantes, confrontaciones electorales.

Lo malo es que, al olor de los votos, lo demás parece importar poco. Probablemente eso justifique que, por ejemplo, no se haya suscrito un pacto entre los principales partidos para combatir más eficaz y ampliamente la corrupción: vamos a asistir a una carrera de iniciativas a cual más audaz, una competición en la que PP, PSOE, UPyD, IU, Podemos y quien se tercie, presentarán propuestas, proposiciones, borradores, para luchar contra esa lacra, que algunos de ellos -no todos, ni todos en igual medida, por cierto–tanto han favorecido, de la corrupción. Con lo cual ya verán ustedes cómo, al final, nada de todo eso prosperará, y concluiremos la Legislatura sin haber avanzado un paso en esa lucha.

Y, como eso, todo: la alianza frente a las tentaciones independentistas de Artur Mas pierde fuerza, porque Mas, la verdad, ha dejado de ser una amenaza seria; luego ya llegará la amenaza Oriol Junquera y, los del lado de acá, ya iremos improvisando algo, como siempre. O podríamos hablar de las reformas económicas. O de la mejora de la calidad democrática, que es algo siempre demorado por el gobernante de turno y urgido por el opositor de turno, que, a su vez, lo olvida cuando se convierte en el gobernante de turno.

Creo que las campañas electorales son buenas: obligan a los partidos a hacer propuestas novedosas y beneficiosas para la ciudadanía. Claro que una parte de las promesas contenidas en los programas electorales queda olvidada, lo cual es algo que forma parte de los sobreentendidos; pero hay cosas que luego deben cumplirse y eso hace que, poco a poco, la humanidad haya ido progresando desde los tiempos del derecho de pernada. Por el contrario, las precampañas eternas son nocivas: todo se va en el cañoneo verbal de los contendientes, en apuñalamientos internos en los partidos y en aplazamientos de decisiones importantes. Y, claro, cualquier pacto, acuerdo, arreglo, para mejorar el estado de cosas se aplaza hasta después de las elecciones. El ciudadano importa menos que el mensaje que se lanza al ciudadano.

Esa es exactamente la situación que ahora vivimos, esa situación que tanto parece gustar a la clase política, que vive de eso y casi para eso: cabalgamos con la armadura puesta, prestos para la batalla. Una de esas batallas en las que, como en la admirable película 'senderos de gloria', solamente mueren los soldados de a pie, nunca los generales.

Fernando Jáuregui

Artículo anterior
Artículo siguiente

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -