martes, noviembre 26, 2024
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Podemos vence, pero no convence

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Interesante y, en cierto modo sorprendente, barómetro de Metroscopia publicado hoy domingo en el diario El País, como un aperitivo de la esperada encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, (CIS) que conoceremos mañana.

La noticias, sin duda, es que el PSOE supera ahora mismo en intención de voto al PP. Exactamente el PSOE tendría a día de hoy el 26,2 por ciento de los votos emitidos frente al 20,7 del PP. Digo que es la noticia más relevante porque es la primera vez que ocurre esto desde el año 2008. Y la inercia de la intención de voto tarda en cambiar las tendencias.

Sin duda, la noticia consolidada es el ascenso, que parece imparable, de Podemos, líder en voto directo y con una estimación de 27,7 por ciento, un punto y medio por delante del PSOE.

Nunca en la historia democrática de España un partido recién nacido ha alcanzado un nivel de intención de voto parecido. Es una eclosión inédita consolidada en apenas ocho meses. Naturalmente, los resultados de esta encuesta y lo que se conoce de la del CIS son la explicación lógica de la entrada en zona de pánico del presidente de Gobierno y del Partido Popular. Las peticiones de perdón por responsabilidad in elegendo (por no saber elegir colaboradores idóneos) de Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre son un grito desesperado ante la debacle en las elecciones municipales y autonómicas que se vaticina en este partido. Pero está claro que los ciudadanos pueden simpatizar con unas disculpas pero no lo consideran en absoluto suficiente para expiar las culpas del los gobernantes.

Sorprende, también, el ascenso del PSOE que debe entenderse por dos razones: la primera, por un efecto de compensación por el castigo al PP. Y, en segundo lugar, porque los últimos escándalos no han alcanzado al PSOE, o en menor medida que al PP, y la fulminante reacción de Pedro Sánchez con los corruptos de su partido le ha situado en tabla de salvación momentánea frente a la corrupción.

La velocidad frenética de la política española y los casos de corrupción que van a aflorar en los próximos meses o semanas hacen imposible conclusiones a largo o medio plazo de este estado de ánimo de los españoles. Pero hay algunas reflexiones que ya se pueden establecer.

Podemos vence, pero no convence.

Quienes afirman que votarían a Podemos están tamizados por un porcentaje mayoritario que no ven en esta formación recetas posibles o realistas a la situación de crisis  y quienes además aseguran que no las tienen. Solo un 35 por ciento de quienes votarían a Podemos considera realizables sus propuestas. Y el porcentaje es solo un poco mayor, el 39 por ciento, en quienes que esta formación tiene ideas claras para afrontar la crisis.

La conclusión es clara, Podemos monopoliza la indignación y la desconfianza hacia los partidos tradicionales, pero está lejos de convencer que tiene recetas eficaces y realizables.

El giro realista de Podemos, anunciado en su Asamblea, tiene una doble intención que habrá que valorar si surte efecto: acercar sus ensoñaciones a la realidad y combatir el efecto «pánico» en los electores menos radicales.

Un claro ejemplo son sus cambios en algunas propuestas económicas, su huída de una definición política en el eje izquierda-derecha, y algunas iniciativas ya confirmadas, por ejemplo, anteponer la creación de empleo en la base norteamericana de Rota al rechazo de la presencia norteamericana.

El PP acumula descontento y deserción de sus votantes en volumen considerable que mayoritariamente huyen hacia la abstención. Entre ellos, es imposible calcular la influencia de haber incumplido la única promesa que parecía que iban a realizar: la reforma de la ley de interrupción del embarazo.

Habrá que estar atentos a si el partido del Gobierno consigue atenuar esta situación a medida que se acercan las próximas elecciones.  Pero la incredulidad de los electores en la supuesta mejora económica de la situación es notable. Y esa era la esperanza mágica del equipo de Gobierno. El PP no está movilizado, que es la pasión del sociólogo de cabecera de Aznar y Rajoy, y tiene un Handicap con respecto al PSOE para conseguirlo. Rajoy aparece quemado antes los ojos de sus electores, al igual que Esperanza Aguirre y otros líderes municipales y autonómicos que tienen difícil mantener el poder en esas instituciones.

Por el contrario, la frescura del reciente cambio en la dirección del PSOE le alivia del castigo por sus actuaciones anteriores. En mi opinión, en este universo en el que la corrupción es casi el principal vector de la política española, los acontecimientos judiciales en torno al escándalo de los ERE y los cursos de formación en Andalucía es la única amenaza visible para la consolidación de la posición del PSOE.

El sondeo conocido hoy confirma la deconstrucción, probablemente irreversible, de nuestro sistema de partidos basado en un bipartidismo imperfecto, compensado en cierto modo por la presencia de nacionalismos periféricos. La época de las mayorías absolutas o mayorías minoritarias es ya historia.

Históricamente, los populismos han emergido en momentos de grandes crisis de desesperanza de los electores, y han asumido el rol de padres en hemisferios de orfandad. No son fenómenos que logren consolidarse en grandes periodos de tiempo, pero tienen facilidad para generar incondicionalidad momentánea basados en la firmeza de su denuncia de situaciones insostenibles.  Pero la eclosión de Podemos, de la que no podemos vaticinar la duración de su vida, es una realidad que no se puede eludir y que garantiza que este recién nacido partido ocupe cotas importantes de poder. En ese momento, en función de los resultados de su gestión, la valoración se hará en función de concreciones y no de ensoñaciones. Veremos.

Carlos Carnicero

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