El horror y la indignación que provoca la matanza (doce muertos, diez heridos, cuatro muy graves) perpetrada por dos encapuchados que penetraron armados de fusiles de asalto en la sede parisina del semanario satírico «Charlie Hebdo» -según un testigo, al grito de ¡Vamos a vengar al Profeta!- escribe con sangre una verdad incómoda: estamos en guerra. El terrorismo islamista, le ha declarado la guerra a nuestra forma de vivir y a los valores que son la esencia de la democracia. El primero de todos, el respeto a la vida y a la libertad.
Aunque cuando escribo todavía no se conoce la identidad de los pistoleros que ametrallaron a cuantos encontraron a su paso en la sede de la revista, todas las fuentes informativas francesas relacionan el atentado con las amenazas recibidas por el semanario a raíz de la publicación de un número en el que aparecía una caricatura representando al Profeta Mahoma con un texto en el que se dolía del fanatismo de quienes se proclaman sus seguidores. También se recuerda que hace unos años (2006) «Charlie Hebdo» reprodujo varios dibujos satíricos con el mismo protagonista; dibujos publicados inicialmente por una revista danesa que, a su vez, no ha parado de recibir amenazas. Amenazas tomadas en serio tanto en Paris como en Copenhague. Todo indica, pues, que se trata de un atentado en cuya matriz late la intransigencia totalitaria que caracteriza al integrismo. En este caso religioso. Pero que basta un simple vistazo al mapa de Oriente Próximo (con el llamado Estado Islámico en guerra y ocupando territorios de Iraq y de Siria) o al avance en África de los yihadistas en regiones enteras del Sahel o en Nigeria para comprender que también es un movimiento político. Y una mentalidad. Una mentalidad que, por desgracia, arraiga en algunos jóvenes en determinados ambientes de las ciudades europeas dónde se concentran comunidades de inmigrantes procedentes de países de religión y sociología musulmana. Son minoría, pero son una realidad. En este caso, son -por decirlo con una expresión acuñada-: «lobos solitarios». Que cuentan con apoyos. Los que han perpetrado la matanza de París, eran al menos cuatro. Dos esperaban al volante para huir con los asesinos. Ya digo, nos han declarado guerra. Así que, nada de bajar la guardia con recortes en Defensa.
Fermín Bocos