«Tongo», «pucherazo», «apaño»… Suscribo cualquiera de estos términos que inundaron las redes sociales desde que Jordi González dijo que Olvido era la primera expulsada de 'Gran Hermano'. En ese momento se confirmaba, por si alguien todavía tenía dudas, que, salvo que esté especificado lo contrario en el contrato de Kiko Rivera o le entre otra neura de las suyas a ella y abandone por su cuenta, Belén Esteban será la ganadora de esta entrega de 'Gran Hermano VIP' (ya saben 'Very Inútil Persons').
Lo que hizo el programa durante la primera hora de emisión, casi hasta que supuestamente se cerraron las votaciones, sólo puede definirse con cuatro palabras, como diría Belén Esteban: «VER-GON-ZO-SO». Quiero entender que el presentador se prestó a ello porque no le quedaba otro remedio que obedecer a sus jefes, porque sino el prestigio que pueda tener como tal habría que retirárselo de inmediato.
Más de sesenta minutos de vídeos manipulados contra la exconcejala, como muy bien le soltó en su cara Jeyco, el defensor en el plató de Olvido, mostrando lo mala-malísima, antipática y más separatista que Artur Mas era esta mujer, así como tres o cuatro advertencias claras a la audiencia de Jordi, recordando a todo el mundo que «Belén ha dicho que si la Hormigos sigue ella se va», hicieron posible su salida.
Era como un «aténganse a las consecuencias si no echan a Olvido, porque entonces nuestra gran estrella de la casa, la 'princesa del pueblo', a la que todos ustedes quieren, lo mismo coge las maletas y no sólo se va a su casa sino hasta se coge tal depresión que no pueden verla todas las tardes en 'Sálvame'».
Al final dieron un 53,7% de los votos a favor de la expulsión de la Hormigos. Como podrían haber dado el 100%. Daba igual. La iban a echar sí o sí, votara alguien por los cauces tradicionales o no votara nadie. La organización la iba a echar sí o sí, porque no podía arriesgarse a perder a su «estrella».
Una incluso pensó que lo del lloriqueo y amenazar con su marcha en el confesionario había sido una estrategia de Belén para coaccionar al programa y garantizarse la expulsión de Olvido. Al minuto deseché tan maquiavélica trama dándome cuenta que la autora de la misma era ella, la mujer que habla con la boca llena, la que es capaz de hacerse daño ella misma en un brazo dando violentos cortes de manga a su rival, la que se cree que sólo hay cámaras en la casa los jueves, y de ahí que sólo ese día se ponga su camisetita rosa dedicada a su Andreíta (¿sólo se acuerda de ella ese día o es que es lo más elegante que tiene para las galas?).
El que se acordó de las redes sociales (espero, por su bien, que también fuera por orden recibida por el pinganillo) fue Jordi, que recordó a todos los presentes que «las redes no votan quien sale, sino la audiencia», en clara referencia al notable apoyo que venía recibiendo en las mismas Olvido. El presentador parecía darnos a entender que para vidente él, no Sandro Rey, y que no necesitaba ni leer el sobre que más tarde le darían con el nombre de la expulsada para saber quién iba a ser.
Reduerdo ahora que la Federación Española de Fútbol desechó las elimatorias a un partido con equipos de Primera (es que también soy futbolera) para que no pudieran caer a las primeras de cambio Real Madrid y Barcelona, y Telecinco ha creado esta edición del concurso para que lo gane la Esteban, que no sólo debe tener el maletín con el dinero ya en su casa o en su banco sino el juego de maletas completo. Claro que ya se dio una vez un «alcorconazo» (ya saben, y si no se lo recuerdo, cuando el Alcorcón, cuando estaba en 2ª B, echó en una eliminatoria a doble partido al todopoderoso Real Madrid), y también aquí podría darse el caso. Aunque para ello haya que creer en cuentos de hadas.
La mosca