Este año hubo muchos triunfadores en la gala de los Goya, como siempre, pero algunos destacaron sobre todos los demás. También el tono de la presentación de Dani Rovira que demostró que se pueden decir muchas cosas inteligentes y divertidas sin ser grosero ni ofender. Los Goya son, deben ser siempre, una fiesta, y la reivindicación de uno de los oficios más bellos del mundo, sin necesidad de agredir. Por eso, para mí el gran triunfador de la noche fue Antonio Banderas, Goya de Honor, cuyo discurso fue una pieza que deberían escuchar todos los jóvenes que aspiran a llegar algún día a pisar esa alfombra. Y los políticos de todos los colores.
La suya fue una llamada al esfuerzo, al compromiso, a la búsqueda de los sueños, superando todas las dificultades, a la cultura, al cine. Un discurso bien construido, citando a los clásicos y a los grandes cineastas españoles y convocando a los jóvenes a llegar hasta donde quieran o, cuando menos, a intentarlo, como lo hizo él dejando su Málaga natal para llegar, después de mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucho estudio, a Hollywood. Y desde allí a todo el mundo. Pero fue un discurso de amor a Málaga y a España. «Cada vez que terminaba un plano, una secuencia, -dijo Banderas- mi mente estaba puesta en España. No en Arizona, no en Cleveland, no en Ohio. No, no, para mí lo importante era saber cómo se vería mi trabajo en mi tierra, en España, en Málaga, en mi barrio».
Banderas que ha triunfado como actor, ha decidido hace mucho tiempo poner su dinero a trabajar para el cine español. Para dirigir películas o para producirlas. Para llevar adelante sus proyectos o para apoyar los de otros. Sin quejas, sin malos gestos, aceptando el riesgo. Con el valor inmenso del ejemplo. Con la humildad del hombre que salió de abajo y que nunca ha perdido de vista su barrio, su gente, sus orígenes. Pero que aspira a todo. Dice Banderas que «en España hemos entrado en un bucle de crítica voraz que, a veces nos lleva al linchamiento. Hemos perdido aquel respeto casi sagrado que llegamos a tener por las instituciones que nos habíamos dado a nosotros mismos después de una etapa muy larga de dictadura».
Hay que leer más Banderas y menos a los que critican todo sin hacer nada. El cine español ha demostrado este año que se pueden hacer buenas películas con éxito de taquilla y crítica. Ese es el camino, no la queja permanente e inútil, por más que sea erróneo poner un IVA del 21 por ciento al cine. Pero también lo tienen los pañales de los niños o de los ancianos, mientras los preservativos sólo tienen un cuatro por ciento. El Gobierno debería revisar eso con urgencia. Ni eso excusa la grosería de Almodóvar con el ministro Wert, al que la Academia del cine había invitado a su casa. También en eso muchos deben aprender de Banderas.
Francisco Muro de Iscar