lunes, noviembre 25, 2024
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El enemigo en casa

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La otrora todopoderosa Federación Socialista Madrileña -ahora convertida en PSM- está en llamas. Se ha quedado sin inquilinos, de momento, y lo primero que ha hecho el dueño de la «cosa» ha sido cambiar las cerraduras, por si a los Tomás Gómez de turno se les ocurre instalarse como okupas y colocar bombas de relojería en sitios estratégicos. Estos días hemos visto espectáculos patéticos, socialistas contra socialistas intentando linchar al que se pusiera por delante en la sede de Ferraz. Hemos visto socialistas contra socialistas llamándose de todo y por su orden, fascistas, autoritarios y otras lindezas similares. Hemos visto como se las gasta el enemigo si esta en la propia casa.

Tenemos muchas teorías y pocas certezas. Según la teoría esto ha sido un golpe de autoridad de Pedro Sánchez harto de tantas intrigas palaciegas en torno a su liderazgo, desde el mismo momento en que salió elegido secretario general y hasta el gorro de que el Tomás Gómez le hiciera «pedorretas» cada vez que le pedía que diera un paso atrás ante el desastre que dibujan las encuestas.

Según la teoría desarrollada por el secretario de organización César Luena, la disolución de la PSM se debió, entre otras cosas, a las informaciones que, como un goteo constante, sobre la corrupción en Parla hacen peligrar la imagen del partido y también a la inestabilidad orgánica de la formación. También, según la teoría, el «manotazo» en la mesa con expulsión incluida se ha entendido en la poderosísima Federación Andaluza de Susana Díaz, como un aviso para navegantes, dando a entender que el líder va a dar la batalla interna para seguir a frente del partido por mucho que la presidenta de Andalucía tenga su propia hoja de ruta.

Hay otras muchas teorías pero las certezas son pocas. Una de ellas es que, desde el pasado verano, se ha intentado que el líder madrileño se echara a un lado para buscar un candidato de consenso, ofreciéndole a él una salida airosa y se ha negado en rotundo. Otra que el espectáculo de esta semana, propio de algunas operetas, ha dejado atónitos a los socialistas a sus militantes y sus votantes, porque una pelea política de este tipo, con puñetazos incluidos, se ha visto poquísimas veces en nuestro país. Y una certeza más es que o el Partido Socialista Obrero Español endereza su rumbo pronto, o corre el riesgo de desaparecer, con un «Podemos» pisándole peligrosamente los talones.

El golpe de mano perpetrado por Pedro Sánchez de desmontar el partido en Madrid, dejándole sin candidato en la Asamblea a sólo tres meses de las elecciones municipales y autonómicas es insólito, pero sobre todo muy arriesgado. ¡Claro! que las encuestas internas que se manejan en Ferraz daban que Tomás Gómez era un mal candidato, que hundía, irremediablemente, el barco pero o la operación de Ángel Gabilondo se hace rápido o no hay margen posible para que los ciudadanos olviden el «numerito».

Además si la decisión se ha tomado sólo por las encuestas -y no como algunos sugieren por una inminente imputación de Gómez por el sobrecoste del polémico tranvía- el mensaje es tremendo porque a partir de ahora en vez de elegir a los candidatos en primarias deberían nombrarlos los institutos demoscópicos.

Pasados los primeros momentos de pánico y desconcierto que provocaron en el partido una auténtica sensación de caos, las aguas empiezan a volver a su cauce. Sin embargo aunque Tomás Gómez ya ha entregado su acta de diputado y dicho que no será un obstáculo, la normalidad tardará mucho en recuperarse y Pedro Sánchez tiene aún un camino repleto de obstáculos hasta que las elecciones den una radiografía más certera del panorama político español. EL enemigo lo tiene el líder del PSOE en casa y ese es mal, muy mal asunto.

Esther Esteban

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