El PSOE se fundó el 2 de mayo de 1879. Tiene, por tanto, casi 136 años. Ha sido legal, clandestino, partido de oposición, partido de gobierno, de izquierdas y de centroizquierda. Para algunos incluso es casta. Tiene cerca de 220.000 militantes y unos 400.000 simpatizantes. Está en crisis, como España. Y la crisis económica y política de España ha aflorado Podemos, un partido que intenta ocupar el espacio central del PSOE sin dejar de crecer ni por la izquierda, a costa de IU, ni por la derecha, a costa del PP. Esta peculiar innovación política española parece capaz de alterar el hasta ahora tradicional sistema bipartidista, al menos en las encuestas. De las urnas todavía no salieron datos tan reveladores.
Al poner la venda antes que la herida, algunos ya se plantean si es posible la desaparición del PSOE, a pesar de sus 135 años y de una base social importante. Comparan su situación con la de UCD, PSP o CDS, partidos ya desaparecidos en España, y también con la del PS italiano, y en menor medida con la del PASOK griego, que si bien no ha desaparecido se ha convertido en marginal.
La verdad es que la situación del PSOE, por crítica que sea, nada tiene que ver con la de UCD, PSP y CDS. La UCD no era más que un partido de gobierno, sin cohesión ideológica; el PSP era un partido de intelectuales y de culto a un líder, Tierno Galván, que terminó absorbido por el PSOE, y el CDS, por importante que fuese de la mano de Adolfo Suárez, jamás alcanzó la dimensión propia de un partido grande. En cuanto al PS y al PASOK, las diferencias también son notorias, al menos a día de hoy. Tanto por tratarse de contextos políticos y económicos diferentes, como por la propia dimensión de cada partido. También podría compararse la situación del PSOE con la de Acción Democrática en Venezuela, pero en este caso cayó el sistema entero, llevándose igualmente por delante al democristiano COPEI para mayor gloria del chavismo.
La crisis del PSOE es evidente. Sobre todo la crisis interna del partido. Otra cosa es que el PSOE sea una marca obsoleta y que incluso sea una mala marca electoral. De entrada, las mismas encuestas que condenan a veces al PSOE en España dicen que va a ser -una vez más- el partido ganador en Andalucía. La política no es como el fútbol pero a veces se parece bastante. Y en el fútbol, el resultado es el que cuenta; las alineaciones son mera coyuntura. Ya veremos qué pasa el día que la gente vote.
José Luis Gómez