Susana Díaz, gobernará sola. El éxito del PSOE en las elecciones regionales ha consistido en mantener la posición. Lleva 36 años en el poder. Es un caso único en Europa sólo superado por la Unión Social Cristiana (CSU) que gobierna en Baviera ininterrumpidamente desde 1967 con porcentajes de votos que en ocasiones han llegado hasta el 50%. Si el objetivo estratégico de Susana Díaz era legitimar su liderazgo en las urnas, lo ha conseguido. No contra pronóstico, pero sí por encima de las expectativas que acompañan al PSOE en el resto de España, convaleciente todavía de la política de Zapatero. Tras las elecciones del 22 de Mayo, Díaz ya no debe nada a quien la designó para el cargo (José A. Griñán) y sí a su capacidad de empatizar con un electorado que ha decidido apoyarla pese a los numerosos casos de corrupción heredados de la gestión de quienes la han precedido en la Presidencia de la Junta.
El triunfo de Díaz supone una inyección de moral para su partido porque el gran derrotado en las urnas ha sido el PP, partido que ha perdido nada menos que 17 escaños (tenía 50). Un pésimo resultado que concierne al Presidente Mariano Rajoy vista su reiterada implicación en los actos de la campaña. Parece claro que Moreno Bonilla, el candidato popular, ha pagado el castigo que los electores andaluces le tenían reservado a las políticas de ajustes dictadas por el Gobierno central. El PSOE salva algo más que los muebles en este test. Conserva el poder y va a gobernar en solitario. «Partido a partido», ley a ley, con dificultad, a la manera del «Cholo» Simeone, porque las urnas han alumbrado nuevas fuerzas. Ha saltado por los aires el candado gramsciano que protegía a los dos viejos partidos. Más allá de su repercusión en la vida regional andaluza, la irrupción de Podemos (15 escaños) y de Ciudadanos (9), supone la gran novedad que anticipa el cambio de ciclo político en España. Hay que analizar este dato con cautela, pero ahora ya son votos, no son encuestas. Quiere pues, decirse que el bipartidismo va camino del baúl de la Historia. Camino emprendido ya por Izquierda Unida que ha perdido más de la mitad de sus escaños: tenía 12 y se queda con 5. El grueso de su electorados tradicional se ha pasado a Podemos. Ahora, algunos de los parlamentarios que se han quedado en la calle tendrán tiempo para viajar al Sahara y enredar todo lo que quieran.
Fermín Bocos