Los mejores expertos y analistas del mercado inmobiliario ya no tienen dudas, el sector se ha puesto en marcha. El tsunami pasó, arrasó y ahora tras el control de daños, las cosas están volviendo poco a poco a su cauce. Estos días, por ejemplo, está en las librerías «Vuelve, ladrillo, vuelve», libro escrito por Susana Burgos y José Luis Ruiz Bartolomé en el que queda patente que en muchas zonas de España, Madrid, Barcelona y la Costa del Sol, donde los precios han caído bastante, hay una demanda clara, avalada además por la mejora de la financiación y la compra por parte de extranjeros, que es el mejor indicador del cambio.
Es interesante también observar el apunte que realizan los autores sobre el stock de viviendas en España. Lejos de lo que cree el imaginario colectivo, en su opinión, no hay tanta vivienda vacía, quizás 500.000 en todo el país. De ellas, muchas son de poca calidad y para estas no hay demanda y sí un mercado de alquiler razonable. La conclusión es que hay una necesidad objetiva de nueva vivienda, aunque los parámetros han cambiado. Los futuros compradores van a buscar por ubicación y calidad. Otra cosa que tienen clara, Burgos y Ruiz Bartolomé es que los españoles hemos aprendido. La crisis ha sido una oportunidad para cambiar los modos. Los jóvenes, por ejemplo, están demostrando que quieren menos ataduras y, a pesar de que si no eres ahorrador la vivienda era una buena opción, hay un mercado de alquiler razonable.
En todo caso, no tienen ninguna duda estos expertos en que deberíamos ir a unas hipotecas mayoritariamente a tipo fijo y no variable y con plazos de amortización más cortos, como sucede en la mayoría de los países de nuestro entorno y dar menos protagonismo a la tasación y sus vinculaciones con las entidades financieras. Parece que en muchas cosas, también en este mercado, «nos volveremos muy austeros, muy alemanes».
Carmen Tomás